ellos

sábado, 8 de enero de 2011

Capitulo 2 - Destino. Londres.


CAPITULO 2
Destino. Londres.

Estaba oscuro, y se encontraba mal, notaba un leve mareo y le dolían punzantemente las cervicales, al intentar incorporase no pudo evitar, acabas vomitando, todo le daba vueltas, se sentía solo y perdido, pronto centro la vista, ¿dónde narices estaba?, a lo lejos se escuchaba levemente un sollozo, podía reconocer aquel sollozo, era Fujin, era un llanto entre cortado, asmático, e intentaba ser silencioso, estaba lejos, posiblemente en otra habitación, centro la vista, y logro fijarla, al observar el entorno se quedo consternado, parecida su cuarto, prácticamente idéntico, parecía su habitación, pero Rayjin sentía que no lo era, escucho atentamente el sollozo, y se dirigió hacia la mesa, tras ella, habían dos puertas, idénticas a las de su casa, al cruzar la puerta se encontró con la que hubiera sido la habitación de su hermano en su casa, y eso fue lo que encontró, aunque se notaba que aquella no era su casa, Rayjin se toco la cabeza, todo aquello era verdaderamente extraño, claramente  era su casa, pero él sabia que aquello no era así, todo aquello le estaba mareando, resoplo e intento evitar las nauseas, se sentía perdido, pero los llantos le hicieron volver en si, la habitaron de Fujin seguía como siempre de estética Zen, con un futón blanco, junto a este una mesita un mesita, y un armario empotrado de puertas corredizas,  se fijo que en una esquina, hecho un ovillo estaba Fujin, intentaba cubrirse la cara, llorosa y enrojecida, estaba desecho, Rayjin jamás lo había visto así, se sentó junto a él, y le dejo que llorar en su hombro, Rayjin seguía sin entender nada.
Estaban los dos hermanos sentados juntos en el suelo, Fujin apoyado en su hermano, este le pasaba el brazo por la espalda, secándole las lagrimas cada poco, cuando vio que su hermano se había calmado un poco, logro decir, aun muy confuso:
- estamos en casa?
Al decir eso, Fujin estuvo apunto de romper a llorar.
-no.
-Estamos en Tokio?
-no
Rayjin no entendió esa respuesta.
-Estamos en Japón?- Lo dijo con tono de burla.
-No.
Rayjin se quedo mudo, miraba a su hermano, con cara de espanto, que estaba sucediendo, Fujin empezó a temblar, mientras jadeaba intento explicarle a su hermano:
-Es…difícil…se nos han llevado…-miro a su hermano- sabía que esto pasaría, pero… no estoy pre…
Fujin siguió llorando, intento continuar la frase, mientras su hermano trataba de calmarlo.
-preparado..para separarme de ella… ni de perder…nuestra burbuja.
Rayjin se dio cuenta, estaban en Londres, en la casa de sus padres, sabían que tarde o temprano sucedería esto, pero ninguno de los dos estaba preparado, aun y así, Rayjin reacciono con mas frialdad, apoyando a su hermano, esperando que este recuperara el ánimo, se pasaron toda la noche y el día siguiente sentados allí juntos, abrazados, de vez en cuando les llamaban avisándoles para que bajaran a comer pero no hicieron caso de ninguno de los avisos.
Después de ese día entero juntos, cuando llego la noche, Fujin aun algo jadeante, le murmuro:
- quiero intentar dormir, no duermo desde que nos fuimos de Tokio, empiezo a no encontrarme demasiado bien.
- Yo me iré también a la cama, supongo que mañana tendremos que salir de aquí y afrontar todo esto de alguna manera, así que mejor que duramos, para estar fuertes y afrontar juntos las adversidades.
A veces Rayjin parecía que sabia lo que decía. Fujin le sonrió mientras se secaba las lagrimas con la manga de la camisa.

Al entrar en la habitación Rayjin se desmoronó, se sintió frágil y solo, intentaba recordar lo último que habló con Hye Sun y era casi incapaz de recordarlo, pronto noto un terrible dolor muscular cerca de la clavícula, el golpe en el cuello de aquel hombre odioso, pero no tenia muy claro que había sucedido.
Se sentó al borde de la cama, evitando llorar, debía ser fuerte, su hermano le necesitaba, no podía desmoronarse, tenia que aguantar, para así lograr salir triunfante.
Se hecho en la cama, de que le servia tanto poder, sino podía dedicarse a lo que mas le gustaba ni estar con los que quería.
Busco con la mirada donde podía estar el reproductor de música, ya que no lo había visto en la mesa, lo encontró en la estantería junto a la tele, se incorporo, y miro entre los cds, en busca de un cd que contuviera la “moonlight sonata” de Beethoven. Puso el tercer movimiento a todo volumen, y se hecho en la cama, mientras tocaba en el aire, con sus manos, la pieza. Su mente se puso en blanco, intentando recordar las anotaciones, las entradas y el tempo. Se sintió libre, soñando con aquello que realmente deseaba.
Fujin estirado en la cama escuchaba aquella música, que sin duda le recordaba al carácter inconstante de su hermano, y recordaba todas las mañanas que este había pasado en su infancia junto al piano, Fujin cerro los ojos y dejo que su mente se llenara de recuerdos.
Debían ser fuertes, y unirse, les habían ganado un batalla, pero ellos ganarían esa guerra.







Fujin se despertó bastante temprano, y en silencio fue hacia la habitación de su hermano, que se había dormido vestido en el borde de la cama, con las piernas dobladas hacía fuera, disfrutando del cd que ya no sonaba aunque el aparato reproductor seguía en marcha emitiendo un molesto zumbido, Fujin lo apago cuidadosamente, apoyo la cabeza de su hermano en un cojín y se echo a su lado.
Se quedo junto a él esperando que decidiera despertarse.

Al cabo de dos horas, sobre las diez de la mañana Rayjin consiguió despertarse, bajaron juntos al comedor, donde se encontraban sus padre charlando, estos se quedaron mudos al verlos bajar.
Rayjin estaba irritado, pero Fujin intentaba contener la ira de su hermano.
-Os hemos dejado unos días, para , que os adaptéis.- dijo el padre con voz firme y serena.- empezareis las clases, iréis juntos a la misma universidad, y seguiréis con vuestras carreras, a partir de la semana que viene. Ya sabéis que vuestra madre y yo siempre estamos muy ocupados, así que organizaros a vuestro gusto.
El padre extendió la mano, con las matriculas y un cheque con una cantidad sumamente exagerada de dinero, esos cheques normalmente los recibían por mensajería, ese día por fin se lo daban en mano, se sintieron afortunados.
Rayjin estuvo apunto de contestar, pero Fujin le paro rápidamente, ambos callaron, asintieron y se marcharon otra vez hacía el piso de arriba.
Rayjin se giro y no pudo evitar decir;
- que pasara con EUN KYUNG!!- Era la madre de Hye Sun, le había cuidado durante todos esos años, y ellos no podía dejar de pensar en que sería de ellas.
- Ya ha finalizado su trabajo con esta familia. Lo que hagan ella y su hija ya no nos incumbe.
Dicho esto su padre se sentó junto a  su esposa y siguieron trabajado juntos ante una montaña de papeles.
Fujin cogió a su hermano y lo arrastro hacia el piso de arriba.

Estaba claro que tenia que hablar, tendría que planear como plantearse su nueva vida, y como enfocar en positivo todo aquello, si algo tenían claro ambos era que fuera como fuera tendrían que localizar a Hye sun y lograr traerla cuanto antes  a Londres.
Los dos hermanos se sentaron uno frente al otro, estaba claro que no iban a contar con el apoyo de sus padres, y que iban a  seguir tan solos como habían estado siempre, con la diferencia de que tendrían que convivir con sus padres, y se veían obligados a hablar en casi todas las horas del día ingles, además se veían obligados a estar lejos de Hye sun, algo que para ellos era verdaderamente complicado.

Fujin ideo un plan, le planteo a su hermano  pedirles a sus padre un piso en la ciudad, solo para ellos, para así estar más cerca de sus estudios, y además seguir con la autonomía que habían tenido hasta entonces, les prometerían, a cambio, que ayudarían en el  trabajo con sus padres, para así ir aprendiendo sobre el negocio familiar, seguro que a ellos vivir en casas separados no  les parecería mala idea.
Según Fujin planteaba todo esto Rayjin no podía dejar de pensar en el hecho de que estaba en el continente de la música, de las grandes orquestras, Rayjin estaba deseando tener algo de rato libre para pode ir al conservatorio a mirar si podrían aun matricularse, apenas escuchaba a su hermano, a veces Rayjin era como un niño cuando algo se le metía entre ceja y ceja no podía dejar de pensar en eso, y no era capaz de prestar atención hacia nada más, había olvidado completamente a Hye Sun, solo podía pensar en ir a Londres y estudiar música a escondidas de todos.
-¡Oye! Me estas escuchando?- Le pregunto ofendido.
-¿eh? Sí, si claro.- Rayjin intento disimular su despiste.- Realmente deberíamos buscar un piso. ¿Vamos hoy?
Fujin le miro sorprendido, ¿vamos? ¿Desde cuando hacían esas cosas ellos?. Normalmente Rayjin hubiera pedido que alguien les buscara el piso o estaría torturando por teléfono a una pobre agente inmobiliaria con una larga lista infame de condiciones, ¿a que venía este interese repentino en ir hacía Londres a ver casas?
- Bueno no a mirar pisos, pero si a ver nuestra futura ciudad y elegir barrio.
Fujin no entendía nada, pero asintió con la cabeza y se marcharon juntos a pasear por Londres.

Pronto estuvieron instalados en una casa situada en uno de los mejores barrios de Londres, cerca del museo británico, empezaron pronto las clases, donde Fujin brillo enseguida por su excelente inglés, y grandes notas, en cambio Rayjin tan solo era popular por las grandes peleas, las campanas constantes y sus malas notas, junto un pésimo nivel de ingles, que le impedía relacionarse demasiado y seguir bien las clases, ante la familia no tubo importancia ya que siempre que se tratara de trabajos de sus empresas Rayjin siempre sabia solucionar problemas y era incluso mas trabajador que Fujin, ya que este no tenía ningún tipo de escrúpulo con le trabajo que realizaban sus padres, o al menos le gustaba aparentar que no le importaba, Fujin en cambio solo quería llevar la parte jurídica y se negaba a ejecutar la mayoría de tareas que creía impropias, tanto sobornos, pagos indebidos, dar ordenes de expropiar casas, negocios, incluso habían asuntos del mundo de las drogas o incluso cosas mas oscuras, Rayjin llevaba siempre los temas económicos de forma fría y calculadora, o eso intentaba aparentar, algunas veces se rebotaba con sus padres, pero intentaba realizar su trabajo correctamente para así encubrír que no iba a clases, no por lo que creían todos, sino porque estaba estudiando en el conservatorio, había logrado entrar, y realmente le horrorizaba la posibilidad de que alguien le descubriera, además aquello le causaba mas tensión, ya que se veía obligado a trabajar con sus padres en trabajos que realmente le molestaban, intentaba favorecer algunas de las victimas de su familia, intentaba que los números cuadraran salvando deudas insalvables, pero habían cosas inevitables, y aquél era su horrible trabajo, y temía que si nada cambiaba acabaría siéndolo para el resto de su vida.
Fujin llevaba dos meses llamando sin parar al teléfono de Hye Sun si resultado alguno, estaba desesperado, que había sido de ella?, sus padre no querían hablar del tema, y realmente aquello le preocupaba, aunque no quería hablar con Rayjin, ya que últimamente se habían distanciado bastante, en el fondo Hye Sun era la pieza que les unía, ahora Fujin realmente estaba solo, nadie en clase con quien sentirse a gusto, y su hermano apenas iba a la universidad, además por culpa del trabajo y de sus escapadas, casi nunca estaba en casa, Fujin se había quedado completamente solo, echaba de menos las peleas de su hermano, últimamente lo sentía muy ausente, también recordaba con nostalgia reírse junto a su amiga Hye Sun.
¿Que iba a hacer?, parecía que jamás saldrían de esas espiral sin fin en la se  habían visto obligados a entrar.

Hasta ese día en el que estaban cenando, coincidían en la mesa, y Fujin se sentía a gusto, era un silencio agradable, Fujin lo escuchaba y sentía, sonrío y cerro los ojos absorbiendo aquel maravilloso silencio, al abrir los ojos, se dio cuanta de que Rayjin estaba junto al plato sin comer, y con un aspecto muy tenso, estaba enfurecido, o eso parecía, pudo sentir que se le escapaba un sonrisa, como había echado de menos aquello, empezó a sentirse en casa y le dijo:
- ¿Te…- Rayjin levanto rápidamente la cabeza y se quedo mirando a Fujin sorprendido, Fujin siguió hablando- Te pasa algo?
- Últimamente…todo el dinero que me dan por mi trabajo, lo gasto en tapar deudas… ya se que tenemos mucho dinero, y que ese no es el problema, pero…- Rayjin bajo la cabeza y cerro su puño arrugando  el mantel, sentía mucha rabia.
- deudas?
- No puedo embargar a mas gente. –su voz sonó realmente triste, seguía retorciendo con su puño el mantel, cada vez con mas fuerza.
-Bueno, tranquilo, los estudios están pagados, y también todo el tema de comida, gasolina, realmente solo te quedas sin dinero para caprichos ¿no?- Fujin lo dijo sonriendo, intentando restarle importancia.
Rayjin se enfureció, por culpa de aquello se veía obligado a estudiar en el conservatorio publico, el mas económico y menos céntrico, aquello le molestaba pero no le importaba, odiaba el hecho de no poder pagar un piano para su casa nueva, o poder comprase un buen cello, todos los libros, partituras…
-Joder, sabia que no lo entenderías, no se para que te hablo- Rayjin se incorporó rápidamente enfurecido y se marcho directo hacia su habitación, aquello era habitual en él, Fujin se incorporó calmado y  agradecido de poder revivir aquello.
-Ei! Tío!, solo intentaba sacarle importancia, realmente  es heroico lo que estas haciendo, ¿vamos a medias?
Rayjin se giro sorprendido por aquella respuesta, y aun con un tono algo duro le contesto:
- Co como?
- Que ha partir de ahora, vamos a medias, así tendrás dinero para ti, yo realmente no necesito para nada tantísimo dinero, nunca me gasto en nada el dinero, e ir acumulándolo de manera masiva me parece ridículo viviendo como vivimos.
Fujin saco la cartera y mientras miraba lo que llevaba dentro le dijo:
-Cuanto quieres?, este mes te doy lo que quieras, llevas varios meses así, es justo que te de mas de la mitad este mes- Fujin le miro serio, dejando claro que aquello iba de verdad.
- Un piano, y un cello.- Rayjin dijo aquello en un golpe de voz, se puso colorado y se fue directo a la habitación, Fujin se quedo de pie mirando como se alejaba, pronto la presencia de uno de los mayordomos le hizo volver en si, sintió que era la primera conversación normal que tenia desde que habían llegado a Londres, y se sintió a gusto.
Miro al mayordomo y le dijo:
- Podrías conseguirme un piano de cola negro, para la sala de estar? Y un cello de 1/3 negro también?
- Claro señor.
Fujin se quedo pensativo.
- Podría estar en casa mañana a primera hora?- El mayordomo la miro sorprendido, Fujin era conciente de que eran alas 8 de la noche y era difícil, pero sabia que no imposible.
- Claro señor, lo intentaremos.
Fujin se fue a dormir tranquilo, se sentía a gusto y con fuerzas, echaba de menos aquella sensación, casi tanto como a Hye Sun, a lo lejos escucho música clásica, Suit n.1º de bach, ese precioso cello tan solo podía ser Pau Casals, se durmió pronto con aquello maravilloso sonido de violonchelo.
Rayjin en cambio estaba ansioso, aquella pieza le recordaba a Hye Sun y aquello le entristecía, se sentía casi tan solo como su hermano, ella siempre le iba detrás incordiando y molestando, haciéndole sin querer una constante compañía, al recordar esto sonrió para si mismo, realmente Hye Sun era como un mascota, distrajo su mente pensando en aquello y sonriendo sus propias bromas internas, pronto volvió el silencio en su mente, y la hecho de menos, él también había intentado llamarla, incluso localizarla  en Japón, pero no había sido capaz de saber nada de ella, abrió un cajón, y saco una precisa cajita de color rojizo, la abrió y toco con suavidad el precioso colgante de diseño que había dentro, era una cadena de oro blanco, con un anillo doble, eran dos anillos uno más grande que el otro, al juntarse daban la forma y el color exacta de un melocotón, Rayjin lo miro, en algún momento hacia años había visto aquello objeto en alguna tienda de joyas y no pudo evitar comprarlo, aunque jamás se había visto capaz de dárselo, se avergonzó por ello, le dolía muchísimo haberla perdido, en esos momentos se arrepentía de muchas cosas que había evitado decir, y hacer.
Cuantos Sant Valentines la había ignorado, cuantas rosas había deseado darle, y jamás se había sentido capaz, y aun sentía que sus labios solo podían ser de Hye Sun.
Se enfureció al pensar que ella ahora podía besar a cualquiera, al no estar él allí, se enfundo en la cama muy enfadado, y quiso olvidar aquel pensamiento. Aquello no le gustaba nada.

Paso la noche y pronto entraron a despertarle, odiaba aquel procedimiento, casi tanto como a los despertadores, acostumbraba a insultar a todo aquel que intentaba despertarle, pero aquellos era mas eficaz que los despertadores ya que jamás duraban nada, acababa rompiéndolos, aquel procedimiento dentro de lo que cabe era mas útil.
Se levanto con su habitual rutina, salir en calzoncillos por la casa, despeinado, y con cara de mal humor, seguía pensando en Hye Sun, y aun seguía enfadado con ella, por dar besos a otros en su mente, paso por la sala de estar, iba directo hacia la cocina a por agua, aunque tenia servicio, vivían bastante independientes, normalmente desayunaba en la cocina, y aunque no había cocinado ellos, ni fregaban y limpiaban, a veces parecía que todo se hacia solo, ya que solo eran 4 sirvientes, con los que apenas se cruzaba.
Al pasar por la sala de estar andando relajado y algo dormido, no se fijo en el enorme piano que había en el centro de esta.
Entro en la cocina y se sirvió un baso de agua, mientras saludaba con desgana a Fujin que comía cereales, Fujin se quedo sonriente mirando a su hermano, esperando una reacción, Rayjin no tardo en dársela, ya que de pronto dio un brinco, por el cual le callo el baso al suelo, y salio corriendo a la sala, se percato de pronto de lo que acababa de ver al pasar por la sala.
-Me cagoen!! Que pasada FUJIIN! Eres un puto crack! eres genial, lo sabes?- hablaba con entusiasmo mientras rodeaba el piano y lo examinaba.
- ayer me vinieron gana de volver a escucha monlight sonarta, de hecho lo hecho mucho de menos, aunque no será lo mismo sin Hye Sun.
- ni la nombres, estoy muy enfadado con ella.
Fujin lo miro extrañado, sabia que no había podido contactar con ella, así que no entendía muy bien a que venía ese enfado,
Rayjin se sentó en la banqueta del piano y toco la pieza entera, ambos olvidaron la primera hora de clase, y se quedaron juntos toda la mañana, Rayjin disfrutando de su nuevo piano y el Fujin disfrutando de las piezas, Ese día volvieron a unirse, aunque habían cambiado muchas cosas, ellos seguían siendo hermanos.


















Capitulo 1 -La ultima primavera en Tokio- (2/2)


 Capitulo 1 -La ultima primavera en Tokio- (2/2)
    
Rayjin cruzo el largo pasillo que llevaba hasta las escaleras, desde allí se accedía al primer piso, y a la vez al recibidor, desde allí podría ir hacia su moto, pero el destino no tenía pensado dejarle marchar tan fácilmente, mientras cruzaba enfurecido el pasillo, una puerta se abrió de pronto, y de ella salio Hye Sun a toda prisa dirección hacia la salida, poniéndose en medio del camino del muchacho, que la empujo enfadado, Hye Sun cayó al suelo, pero Hye Sun era especial, y si ella caía, caían todos, así que se agarro a las piernas de Rayjin provocando que cayera de bruces al suelo, Rayjin en ese instante sintió el impulso de matarla, se giro mientras se incorporaba con ganas de pelea, y se encontró a Hye Sun  sentada en el suelo, riéndose, Hye Sun era enana, tan gordita que había sido de pequeña, ahora se había quedado en un saco de huesos, era pálida y chiquitina, llevaba sus pelos negros ondulados despeinados atados en un intento de llevar una coleta a un lado, llevaba la cara llena de harina, la camiseta apenas se veía también cubierta de harina, y unos pantaloncitos cotos tejanos cubrían sus piernas flacas, toda ella estaba rodeada de una atmósfera harinosa, mientras no paraba de reír agitando con las manos una bolsa de harina claramente recién reventada, Rayjin la miro despistado, solo ella podía reírse de esa situación, acababa de rompérsele la bolsa al caer, y no le importaba, Rayjin se sintió culpable, pero no supo decir nada mejor que un;
-¡Niñata! ¡sino te pusieras siempre en medio no te caerías por los sitios!
-¿a dónde vas?- le dijo ella ignorando sus malas contestaciones.
-No te importa.- Le dijo mientras apartaba su mirada, estaba arrepentido por lo que acaba de hacer, pero demasiado enfadado con todos como para decir más.
-Ah! No vas a ningún lado concreto?- Hye Sun sonrió, tenia la boca con los dientes algo torcidos, pero su sonrisa era muy dulce- pues ahora ya si. Me vas a acompañar a comprar un saco de harina, sino mi madre me mata… Y por cierto mientras yo me cambio…limpia esto, capullo.
Hye Sun Se levanto expulsando de su ropa toda la harina, intento sacarse la del pelo pero parecía una tarea bastante complicada.
-Pero quien te has creído que eres enana! Eres un melocotón insolente. Soy  el heredero de todo esto no puedo malgastar mi tiempo barriendo o hiendo a por harina!
-¿Perdona?- Hye Sun se giro ofendida- tu has roto el saco así que hazte cargo.
-Tú! Y tú poco equilibrio habéis roto el saco, yo solo paseaba por MI casa! Deberías andar con mucho más cuidado!
Hye Sun se quedo callada, reteniendo la rabia, hasta que no pudo más y tubo que soltarlo todo, hablaba a una velocidad en la que no se entendía apenas nada, estaba tan enfada que incluso algunas palabras se le escaparon en coreano.
-¡¡¡QUE!!! Pero quien narices te crees!! Me has tirado al suelo maldita sea Rayjin coge la jodida escoba y barre esta mierda, que yo ya me encargaré de ir a comprarla. No quiero verte- Hye Sun se giro indignada y bajo las escaleras sin voltear la cabeza, Rayjin sentía rabia, pena y cansancio.
Sabia que había sido culpa suya que Hye Sun cayera, pero odia el carácter engreído de la muchacha, siempre lo dejaba desconcertado.
Miro la harina, la observo durante unos segundos, dudando si debía recogerla, pero de pronto se sintió imbécil y estúpido al dejarse dominar por el carácter de un melocotón engreído.

Bajo las escaleras aun más enfadado de lo que ya estaba antes, ya no recordaba que sus padres venían pronto, solo sabía que estaba muy enfadado.
Subió a su moto, y la puso en marcha, vivían en las afueras así que una larga carretera de curvas le esperaba antes de llegar a la ciudad.
Seguramente si hubieras sabido que ese mismo día llegarían sus padres no hubiera rechazado pasar una tarde con su amiga, durante todos esos años, Rayjin recordaría su ultimo trompazo con Hye Sun, y lo añoraría.


Hye Sun subió al altillo, donde ella y su madre se hospedaban, su madre era la ama de llaves y había sido también la niñera la familia Yamaguchi, según su madre les debían mucho, los padre de Fujin y Rayjin, eran altos cargos del clan Yamaguchi , así que todos los que trabajan allí tenían algo que ver con los Yakuza.
 Hye Sun nunca conoció a su padre, solo tenia un foto de su madre y su padre de jóvenes, él era Japonés, un Yakuza de ese clan, que cuando murió acogieron a su esposa coreana en la familia, Hye Sun nunca lo conoció pero su madre siempre le contaba historias maravillosas sobre su padre, que le hacían desear conocer ese mundo, Hye Sun siempre iba con Fujin a las reuniones familiares, deseando saber más e introducirse en ese mundo, Rayjin era el heredero directo de todo aquello y junto con su hermano tendría que llevar, a la larga el linaje de ese clan, cuidando que los negocio en el Europa siguieran todos en regla, pero eso era en el futuro, o eso creían.
Fujin  estaba estudiando para ser un abogado, lo encontraba un tapadera útil, además que desde siempre había querido alejarse de los negocios turbios de sus padres, solo ayudar pero no mancharse las manos, aunque desde muy pequeño fue instruido en el mundo de las arte marciales y las armas Fujin nunca quiso usar su poder. Rayjin estudiaba políticas, lo odiaba, Rayjin quería ser músico, desde siempre adoraba la música clasica, el piano y el villoncello, su deseo era ser director de orquestra, pero eso le daba vergüenza admitirlo, le parecía vergonzoso tener un sueño tan volátil, además que su poca capacidad de estudios y de concentración no le permitirían jamás destacar en aquel oficio tan difícil, ese era su secreto.
Rayjin desde muy pequeño fue un experto en Kenjutso y el Kendo, aunque nunca quiso saber nada sobre las armas de fuego, las odiaba.
Hye Sun estudio con ellos artes marciales, y deseaba poder ser útil, estaba agradecida por todo, por haberlas acogido en aquella gran familia, por los estudios que le habían facilitado hasta entonces, era incapaz de ver aquella familia como lo que realmente eran, mafiosos.

Hye Sun busco en su armario algo de ropa fresca para cambiarse, y cogió un vestido azul clarito sport, se ducho ágilmente, y salio dispuesta a barrer el harina, sabía perfectamente que Rayjin habría sido incapaz de hacer aquello, así era él, al llegar en el suelo aun habían montañas de harina, Hye Sun refunfuño mientras barría.
Pronto unas manos frías y hermosas rodearon las suyas, Hye Sun las reconcomio enseguida, y antes que levantara la cabeza del suelo, esa voz tan especial le murmuro:
- ¿Qué has hecho ya pequeña?- al levantar la cabeza vio un Fujin algo entristecido, este sujetaba la escoba, sin decir nada intento quitársela, los movimientos de Fujin siempre eran calmados, lentos y con mucha armonía, parecía que una aura de calma lo envolvían, Hye Sun intento evitar que él barriera, pero no tenia nada que hacer  ante la fuerza mental de Fujin, se quedo parada mirándolo, él empezó a barrer y siguió hablando- Hoy estoy triste Momo-chan. Crees que podrías acompañarme a la ciudad, quiero comer Ramen, en algún parque, y mirar las estrellas. ¿Podrías hacerme feliz?
Levanto su cabeza y le sonrío.
Hye Sun siempre se sentía feliz con ellos, no podía imaginarse un mundo sin aquella burbuja desde la que miraban el mundo, lo miro sorprendida, Fujin no era de los que te mostraba sus sentimientos a menudo, así que posiblemente estuviera mucho más triste de lo que aparentaba. Le contesto algo tímida intentado evitar que se notara que estaba preocupada por él:
- Me va de maravilla Jin-Kun, tengo que ir a por harina, tu hermano me ha roto un saco, y ya conoces a mi madre…- Fujin la observaba mientras seguía barriendo, ella se puso colorada, le miraba como si aun tuviera algo más que decir, pero no se viera con valentía de contarlo.
A Fujin se le escapo un sonrisa, Hye Sun le parecía adorable, y la conocía demasiado bien, por como estaba mordiéndose el labio, y por como escondía su pie derecho tras la pierna izquierda, mientras se tocaba el pelo nerviosa con una mano, se dio cuenta de todo, quería pedir algo y estaba preocupada, Fujin siempre agradable quiso aligerar el asunto.
- Voy a ponerme algo digno para ir contigo a cenar, ¿te parece Momo-chan? Ponte tu también guapa, hoy además, el día lo merece, iremos a Tokio en el descapotable azul que tanto te gusta.- No le dejo tiempo para reaccionar, Fujin sonriente y esperanzado fue directo hacia su habitación, esa sería un gran noche.

Fujin se cambio bastante rápido, no quería hacerla esperar, a Fujin no le gustaba fardar llevando ropas caras, o trajes, acostumbraba a vestir con gusto pero sencillo, todo lo contrarío que su hermano, ese día se había puesto una camiseta gris, sobre la cual llevaba una chaqueta larga deportiva negra de lino, tapaba su cuello con un pañuelo azulado de seda, del mismo color que sus pantalones, llevaba siempre zapatos acabados en punta, ese día llevaba unos de color blanco rotos.
Fue hasta el coche, allí se apoyó en él a esperarla, sabia que no tardaría demasiado.
Y así fue, prácticamente al mismo tiempo llego ella, llevaba un blusa rosa pastel, de corte clásico ajustada, llevaba unos pantaloncitos grises que asomaban por debajo de la blusa, sus finas prietas salían del pantalón, algo torcidas, y tímidas, como intentado esconderse de las miradas, y en sus pies unas botas camperas rosadas, miro a Fujin sonrojada y dijo:
- No tenia nada mejor que ponerme, ya sabes que las faldas y los tacones…no somos amigos…- se disculpaba mientras se toqueteaba la melena ondulada que esta vez llevaba suelta.- no… podía arreglarme más…
-Estas muy guapa- Fujin adoraba a Hye Sun cuando justificaba todo lo que hacia. Mientras decía eso, abrió la puerta del coche, y la invito a sentarse.

Al salir con él coche en dirección a la carretera, se cruzaron con Rayjin, que andaba junto a su moto, iba todo hecho un harapo,  posiblemente se había peleado con alguien, o se había caído de la moto en alguna carrera, Fujin resoplo y freno en seco, Hye Sun intentaba mirar disimuladamente desde el retrovisor como estaba el chico, Fujin dio marcha a tras, y se puso frente a su hermano, que paro junto a ellos y los miro exhausto:
- ¿Que coño miráis parejita de idiotas?
- Miramos a un idiota.-Fujin le contesto fríamente, y siguió hablando con un tono más suave- ¿quieres venir con nosotros a tomar Ramen?
-Así seremos tres idiotas- Siguió Hye Sun sonriente.
Rayjin se miro el aspecto en  el retrovisor de su moto, se limpio un rastro de sangre que llevaba en el moflete, y luego miro el estado de su ropa, la chaqueta estaba algo rota, pero no le importo.
-¿Esperáis que deje los trastos y coja otra moto?- a veces la voz de Rayjin parecía inocente, la de un niño esperanzado.
- ¿qué cargas en la moto?- Hye Sun se asomo por la ventana del deportivo para acercarse ha Rayjin y ver mejor que era lo que tenia que dejar, sobre la moto llevaba un saco enorme de harina, y el casco, algo magullado.- Has comprado harina!!!- Hye Sun no podía creerlo, Rayjin hacinado cosa por los demás, parecía un sueño.
- No he comprado nada niñata, y no te preocupes por mi, estoy perfectamente, solo que sobre la moto aparte del saco hay un casco destrozado, pero sí sí, estoy bien.
Al escuchar eso, Hye Sun se avergonzó de no haberse preocupado por lo del casco, se tapo la boca, sabía que había hablado de más, seguramente Rayjin se enfadaría por ello.
- Y…Y…- Rayjin estaba enfurecido odiaba que los demás se diera cuenta de sus preocupaciones, encontraba vergonzoso el arrepentimiento, y a menudo se arrepentía de sentir todo lo que sentía.- El saco me lo encontré!
Fujin no pudo evitar carcajearse de la respuesta de su hermano, le encantaba observar como acostumbraba a dejarse en evidencia, durante unos segundo todos se quedaron en silencio, Fujin contestó rápidamente, intentando romperé el hielo:
-Anda, sube a cambiarte y calla de una vez a este paso desayunaremos en vez de cenar. Además mientras subes y bajas  podemos ir a por un coche con 4 plazas, no estas como para andar conduciendo, parece que te hayas caído pro un barranco.
Hye Sun seguía callada avergonzada, esperando la respuesta el furioso Rayjin.
-La verdad es que no me apetece, subiré a dormir. Pasadlo bien.
Dicho esto tiró el saco de harina al suelo, dejándolo allí en medio, y se marcho directo hacia la casa.

Durante unos minutos Hye Sun y Fujin estuvieron callados dentro del coche, en un completo ambiente de tensión algo desagradable, Hye Sun se sentía mal, sabía como era Rayjin pero no dejaba de cometer errores, sus caracteres a veces eran incompatibles, se querían mucho pero era inevitable que se pelearan, se sintió apenada, normalmente sus piques, sus enfados y rabietas no tenían importancia, pero ese día se sentía mal, se sentía triste.
Fujin la miraba, y observaba, notaba su preocupación y eso le angustiaba, se levanto sin decir nada, salio del coche, y cogió el saco, Hye Sun estaba pensativa apenas se había dado cuenta de que Fujin había salido del coche, se asomo por la ventana junto a Hye Sun y le dijo;
- No dejes que sus enfados te afecten, ya lo conoces. Voy ha dejar el saco en la cocina, y vuelvo, creo que hoy ambos necesitamos  esa cena.
Le guiñó un ojo y cargo con el saco.
Hye Sun se quedo en el coche pensativa, jugueteando con un bolígrafo de la guantera durante unos instantes imagino y soñó, dejo de pensar en ese mundo y voló hacia un mundo de hadas, cogió una vieja factura que había en el coche y en la parte trasera del papel se uso a dibujar un hada de pelo gris y largo, en su rostro habían sombras de nubes, estaba triste y solo, en un bosque. Y murmuro para si misma.
-Mo..ged.
Fujin apareció de repente se sentó a su lado, mientras ella escondía en el bolsos sus dibujos, de los que tanto se avergonzaba, ya que Fujin por afición dibujaba 100 veces mejor que ella, que se pasaba los ratos libres intentando crear algo digno.
-Ged? Que significa eso?- Fujin se la quedo mirando extrañado,- Aun no entiendo porque escondes tus dibujo, ya sabes que a mi me gustan mucho.
- Tu lo que eres es demasiado educado como para decirme que el dibujo es feo y que me sienta mal la ropa, arranca el coche y no digas mas bobadas!
- Boba.- Fujin la miro con dulzura, era boba, desconfiada, tímida y insegura, siempre había sido así, y el quería protegerla, darle alas, Fujin sentía que ella podía volar.
Puso el coche en marcha, ambos estaban en completo silencio, Hye Sun avergonzada por su comportamiento, y Fujin serio y callado como siempre, concentrado en la conducción, la miro de reojo, y al verla preocupada se puso hablar relajadamente;
- Había una vez, un hada, llamada ¿Ged?- la miro sonriente, sabia que todos esos temas le encantaban, y que querría saber mas sobre ese cuento.
-Moged.- .dijo timida y en voz baja.
-¡Oh! Claro, Moged- Moged, como no había caído antes, Hye Sun desde muy pequeña soñaba con 3 hadas, Klaver, Moged y Bambina. Decía que eran como ellos que vivían en un mundo mágico, ellos miraban ese mundo, de una forma muy especial, tras una burbuja que ellos mismos tejieron, muchas veces Hye Sun decía que eran como ellos.-entonces este cuento deberías contarlo tu, lo sabrás mejor.
Hye Sun sonrió, pronto empezaron a charlar sobre aquello.
Se pasaron la noche charlando, discutiendo sobre la existencia de otros mundos y las hadas, inventando historias y recordando sueños. Fujin solo podía soñar junto a ella, y se sentía agradecido.

Volvieron bastante tarde, riendo y jugueteando, solo ellos podían ser así de felices, hablando sobre volar, ir a mundos preciosos, a veces Fujin creía en todo lo que Hye Sun contaba, a veces era capaz de ver los rostros de aquellas hadas, y sentía con todas su fuerzas que Hey Sun era como una hermana, o que antaño lo había sido.

Al llegar encontraron a Rayjin sentado junto a las escaleras de la entrada, estaba mirando como se consumía un cigarro, parecía perdido en sus pensamientos, levanto la cabeza al escuchar las risas de sus amigos, sus hermanos.
Hye Sun se aparto el pelo y se sentó junto a Rayjin, le dio un golpe en la cabeza y riendo le dijo mientras le robaba el cigarro de las manos:
- Eres algo estúpido, sabes que esto mata, no debes fumar.
- No pienso morirme, tranquila. – Rayjin a veces hablaba con soberbia y prepotencia,  a veces decía estupideces que dichas con aquel tono parecían verdades.
Mientras Hye Sun tiraba la colilla al suelo y la apagaba, Rayjin sacaba una caja de CerryBlack y se encendía otro cigarro, la miro sonriente, y le dijo:
- Ninguno de los tres morirá nunca.
Fujin sonrió y se sentó junto a su hermano.
-Calla payaso.
Rayjin miro a su hermano, realmente Rayjin creía que ellos estarían juntos hasta el final, estarían juntos siempre, por encima de todo, sentía que antes ya lo habían estado y nunca nada los separaría. Estaban destinados, pero se sentía incapaz de decir todo aquello. Cogió en brazos a Hye Sun y mientras ella intentaba apartarse, ya que siempre se quejaba del humos de tabaco, aunque realmente adoraba el olor que Rayjin desprendía, ya que fumaba un tabaco muy aromático de cereza, y realmente Hye Sun adoraba esa fragancia, pero odiaba aceptar aquello, y le preocupaba que Rayjin fumara.
-Mañana… es nuestro cumpleaños…-el día siguiente era su cumpleaños y ya que era un domingo, estarían libres, su voz era un voz de suplica, que Rayjin solo ponía en contadas ocasiones, pero rápidamente cambio el tono, y mientras dejaba de abrazarla y se levantaba, lanzando el cigarro hacia fuera de la casa,  dijo con tono autoritario- Quiero un cuadro de Moged, Bambi y Klaver. Sino estas muerta.
Dicho esto entro a la casa. Dejando con las palabra en la boca a Hye Sun, miro ha Fujin y se suspiró:
- Pero porque no me lo ha pedido antes, ¿cómo voy a terminarlo para mañana? No pienso hacerlo.
Fujin se rió por lo bajo, estos dos siempre estaban igual.
- A mi con que sigas a mi lado, ya sabes. Lo de cada año.
Le dio un beso en la frente y le dio las buenas noches, mientras se adentraba a la casa, Hye Sun se quedo pensando en lo distintos que eran.

Fue al altillo al llegar encontró a su madre durmiendo, posiblemente de hacia unas horas, dudo en que hacer, pero finalmente no pudo evitar, salir de la habitación y bajar al garaje, busco un lienzo, y se puso a pintar.
Se paso la noche trabajando en aquello, no podía evitar acabar haciendo todo lo que Rayjin le pedía.
Pinto un cuadro precioso era el mar, en un barca  de madera estaban Klaver y Moged, Klaver leía un libro, llevaba los pelos largos castaños y lisos, estaban crepados, llevaba ropas turquesas, y tenia la cara dulce y bondadosa similar a la de Fujin, Moged estaba asomado a al agua tocándola con los dedos de la mano, tenia un rostro dulce y suave, y vestía ropas grises, su larga melena plateada caía dentro del agua, y en el agua estaba Bambina, una especie de fauno acuático, con esa cara asiática alargada y de rasgos duros, nadaba con fuerza, parecía que tiraba de la balsa, siempre que Hye Sun dibujaba a Bambina se reía, ya que la expresión que tenía le recordaba mucho a Rayjin.
Si algo tenia Rayjin era esa expresión tan particular suya, que  le daba un aire enfadado permanente, aquello lo compartía con Bambina, pasara lo que pasara ambos parecían eternamente enfadados.
No se dio cuenta y en unas horas empezaron a oírse cantar los pájaros, y al poco pudo apagar las luces y seguir pintando con la luz del día que entraba desde unos ventanales que tenia el garaje, estuvo contenta hacia un buen día, podrían salir de camping.

Subió entusiasmada al sonarle la alarma del reloj, era la hora de empezar a trabajar en el regalo para Fujin, subió a la cocina, que estaba bastante cerca, Fujin adoraba las tartas de manzana de Hye Sun, así que empezó a cocinar.
Mientras estaban las pastas en el horno, subió a cambiarse y a ducharse.
Pronto estuvo todo listo, estaba poniendo la mesa y envolviendo el regalo de Rayjin entusiasmada, cuando escucho como se abría la puerta central, asomo la cabeza desde el comedor, para ver quien llegaba, y se quedo pálida. ¿qué hacían ellos allí?

Entorno rápidamente la puerta, no sabia que hacer, nadie le había dicho que ellos iban a venir, y además con invitados, rápidamente desde el móvil llamó ha su madre, no se atrevía a salir de allí, ni siquiera iba con la ropa apropiada.
- Mama….- dijo en un coreano casi perfecto.- han…han venido…?
En ese momento desde la puerta trasera del comedor, entraron Fujin en pijama junto a Rayjin que  simplemente iba en calzoncillos.
- ¿Quien ha venido?- pregunto Rayjin que miraba con entusiasmo el desayuno, y el regalo enorme que estaba a medio envolver, Fujin que no entendía el coreano miro a Hye Sun esperando un respuesta, ¿quien acababa de llegar?.
Hye Sun colgó el teléfono, mirándolos asustada.
- Vuestros…padres… Guardar todo esto por dios, como vean todo esto…

Hye Sun seguía de piedra hablando en voz baja junto a la puerta, rezando para que no se les ocurriera entrar al comedor, Fujin y Rayjin reaccionaron más deprisa empezaron a llevar todo ese desayuno hacia la cocina.
Sus padre no eran partidarios de que Hye Sun, tan solo la hija de una criada, se relacionar con ellos, pero como nunca estaban, confiaban en que la madre de esta lo evitara, cosa que jamás hizo, desde siempre había permitido que los tres chicos se criaran como hermanos, a escondidas de unos padres que apenas pasaban por casa, por ello cada vez que volvían a casa, aunque solo fuera por dos o tres días, les resultaba a todos muy complicado.
Hye Sun volvió en si, cogió el cuadro y bajo corriendo al garaje a esconderlo. Pronto estuvo todo en su sitio, Hye Sun corrió hacia el altillo, iba a pasarse el día durmiendo, odiaba que vinieran, y le entristecía no poder pasar con ellos el día de su cumpleaños, mientras los dos hermanos corrían a sus habitaciones, a seguir durmiendo , no querían que se los encontrar andando en pijama por la casa.

Los tres muchachos estaban preocupados, que hacían allí tan pronto, y sin apenas haber avisado, algo no olía demasiado bien, y no tener el control de la situación se les estaba haciendo cuesta arriba.
Fujin después de unas horas de estar meditando todo aquello en la cama decidió bajar, a saludar a sus padres, se vistió con sus mejor traje y bajo al piso de abajo desde donde se escuchaba risas, no solo estaban sus padres, parecía que habían invitados, Fujin bajo cuidadosamente procurando no hacer nada de ruido, las risas venían del piso de abajo, tenían una sala de estar gigante con un gran sofá y una mesita central, Fujin se dirigió hacia allí, y cuidadosamente se asomo tras la puerta, vio a su madre, tan hermosa y coqueta como siempre, sonreía las bromas de una elegante silueta europea, una mujer con guantes de seda, y una extensa pamela, sujetaba la mano de su madre, que no paraba de sonreír, su padre junto a su esposa, reía mas ausente las bromas de la visita desconocida, se veía un mujer de mediana edad, algo robusta, ella cubría su rostro con un abanico rojizo, con el que cada poco se abanicaba, Fujin sintió interés por aquella desconocida, no sabia quien era, pero le resultaba familiar, pronto pudo escuchar la voz con mas atención, la voz de aquel invitado, no era para nada femenina, había algo enigmático y extraño en todo aquello, Fujin no se atrevía a entrar, solo miraba de lejos, se quedo ausente durante bastante rato, solo expectante, pronto una voz varonil lo hizo volver en si:
-Porque  no entras pequeño?- La silueta se había girado, dejando entrever un traje a rallas de corte italiano, aquello no era una mujer, su rostro era claramente masculino, pero todo sus movimientos, rasgos y expresiones recordaban claramente a los de un mujer muy femenina,- eres.. déjame adivinar… ¿Fujin? Tienes cara de muy buen chico, solo puedes ser Fujin.
Aquella figura se incorporo, dejando ver un cuerpo robusto y alto de hombre, era bastante mas alto que Fujin, fue andando hacia él, mientras andaba aquella figura se contorneaba, como si de una danza húngara se tratara, parecía que mientras andaba encantaba la mente de todos los allí presentes, aquellos encantos sedujeron la mente de Fujin, nublándola durante unos instantes, quedando encantado con la figura que se dirigía hacia él, era un hombre que parecía una mujer, pero en esos momentos aquello no le parecía nada extraño, Fujin incluso deseo a esa figura tan excitante y frágil, se sintió absorbido y atraído.
-Que coño pasa aquí, porque hay un “mariquita” en casa?- la voz fulminante de Rayjin hizo volver en si a Fujin, quedándose prácticamente en Shock por lo que le acababa de suceder, dejo de mirar aquélla absorbente figura para dirigir su mirada hacía su hermano, que aun en calzoncillos miraba con cara de asco y desprecio al invitado que sus padre habían traído ese día a casa.- pero en que narices estabais pensando cuando decidisteis traer un transexual a casa?
-RAYJIN!- Su madre se levanto exaltada.
- Muestra respeto por los invitados!- Su padre se levantó abrazando a su madre, intentado calmarla.
Fujin al volver en si observaba todo aquello asustado y perdido, que estaba sucediendo, la figura enigmática se acerco hacia Rayjin, con una mano le sujeto la cara, y se quedo observándolo de cerca, parecía que estuviera juzgando a un caballo, mirando si su dentadura era sana, o si su mirada era la correcta, lo observaba con ojos severos y juzgantes, mientras Rayjin le miraba desafiante, como si fuera un perro enrabiado esperando que la mano estuviera lo suficientemente cerca como para lograr morderla con éxito,  estaba tenso, no sabia que hacer, aquella figura repúgnate era un invitado, sus padre estaban allí, y parecía que Fujin no sabía de que bando estaba, Rayjin se sentía solo, agredido, invadido, y enfurecido.
- Interesante. Realmente eres una bestia salvaje, me encantara domesticarte.- La voz de la figura sonó varonil, dura y tajante, estaba hablando muy en serio.
Al escuchar eso Rayjin no puedo evitar escupirle en toda la cara, la figura lo miro a los ojos, desafiante, y aunque Rayjin había estudiado artes marciales y sabía defenderse, no puedo evitar el golpe seco y fino que le dio la figura en el cuello con el abanico, tocando el punto justo para que cayera redondo al suelo, La figura se quedo firme sujetando el cuerpo desplomado de Rayjin.
- Es una verdadera lastima que se lo haya tomado tan mal,- dijo con un tono mas suave y femenino, cargaba con Rayjin, ahora ya no parecia tan imponente, podía parecer incluso frágil, dejo a Rayjin en el sofá, con sus padres, que estaban sentados en él, indignados ante lo ocurrido, la madre se apoyó en el padre mientras este murmuraba algo sobre el mal comportamiento de su hijo Rayjin.
La figura se acerco hacía Fujin, este ahora estaba perplejo, se había acercado más de la cuenta, juntando sus cuerpos, Fujin se veía incapaz de escapar al magnetismo de ese personaje.
- Quería, conocer a tu hermano,-hablaba con pausas, esta vez de manera sensual- quería, que tuviera la oportunidad de despedirse, pero, nos lo tendremos que llevar a Londres, sin su consentimiento.
Esas palabras dejar helado a Fujin, ¿a Londres?... se iban a Londres?
- Si Fujin, hoy,  vendréis a Londres con nosotros, pronto os tendréis que encargar del negocio familia. Y no podéis hacerlo sino conocéis que empresa llevan vuestros padres, y no aprendéis pronto, además en Europa podréis formaros en mejores escuelas.
-Pero, Rayjin,,, no… ahora?
- Nos vamos en dos horas.

Mientras hye Sun dormía en el piso de arriba esperando que pronto se marcharan para poder seguir con sus vidas, todo su mundo y su burbuja parecía desvanecerse por momentos.
Esa noche, había sido la ultima que pasarían juntos durante mucho tiempo.

Capitulo 1 -La ultima primavera en Tokio- (1/2)


CAPITULO 1
La ultima primavera en Tokio
Era un día excesivamente caluroso para aquellas fechas, las primaveras en Tokio solían ser poco calurosas, mostrando un sol cálido pero no asfixiante, aunque últimamente estaba haciendo un calor francamente inhumano, ya que parecía que estuvieran en pleno mes de agosto.
Rayjin entro sudoroso y jadeante en su habitación, era un habitación de aspecto europeo, los muebles de época rococó daban un estilo muy personal  a la habitación, todos los muebles eran de roble color rojizo, combinados con tapices de color granate y rojos, en aquellos momentos, sino hubiera sido por la cara claramente asiática del muchacho, jamás nadie hubiera logrado adivinar que se encontraban en Japón, ya que la habitación parecía sacada de una casa colonial, era muy grande y un arco cruzaba la estancia dividiendo la habitación en dos zonas, una para el descanso y otra  para estar, el lado para descansar, era más pequeño, con una cama con dosel de sabanas de seda rojizas, junto a la cama había un mesita con cajones y sobre ella una foto, el dosel rojo daba un aspecto muy intimista, y las lámparas rocambolescas acababan de dar un aspecto muy  europeo.   Junto a la cama había una puerta que daba a un armario ropero gigante, donde normalmente para otra persona hubiera podido ser tan solo una habitación, en la otra parte de la estancia, pasado el arco, había un sofá de cuero negro bastante grande, estaban en frente de una estantería gigante llena de libros, y DVDs, los techos eran altos, y la estantería llegaba casi hasta ellos, dando un aspecto de biblioteca imponente y a la vez precioso, en el centro de la estantería un televisor gigante de pantalla plana, rodeado de todas las consolas conocidas de última generación, también  había un mesa llena de hojas, libros, y con un portátil siempre en marcha, esperando que alguien recordara que esta allí, en la mesa, sepultado entre los papeles y el caos, entre todo aquello también había una mini cadena de alta tecnología.
Junto a la mesa habían dos puertas, una en cada lado, y en frente de estas, al otro lado de la habitación estaba la puerta gigante de doble apertura desde la que acababa de entrar el muchacho,  parecía estar muy  cansado, tenía la ceja sangrando, posiblemente de una de sus múltiples peleas,  se sentó en la cama, y seco su sudor con la manga de la chaqueta del uniforme de su instituto, manchándola también de restos de sangre, aun así no sangraba demasiado, así que no le dio importancia, no tardo demasiado en sacarse toda la ropa quedándose tan solo con los pantalones negros de pinza del uniforme, eran de textura fina y no le molestaban, pero ese calor era insoportable, abrió uno de los cajones de la mesita, y saco un mando, con el que activo el aire acondicionado, se hecho en la cama, y suspiro, nadie sabía lo difícil que era ser él, nadie sabía como se sufría siendo como era, y  durante un instante todos los sentimientos ocultos afloraron, se quedo mirando el techo del dosel durante unos segundos, no tardo demasiado en levantarse rápidamente, algo le vino a la mente, se incorporo ágilmente, y se puso a buscar en su estantería, acabo recurriendo al caos de la mesa, donde saco un libro de coreano, se sentó en la silla que estaba junto a la mesa, y empezó a leer, buscaba ansioso en el libro como se pronunciaba correctamente melocotón en Coreano, ya que Hye Sun siempre se burlaba de su mala gramática.
Rayjin casi nunca mostraba interés por nada, pero desde muy pequeño quiso aprender Coreano, aunque realmente se podría decir que Rayjin era un poco cabeza hueca, ya que al ser tan nervioso a veces hasta parecía que no sabía hablar ni su propio idioma, acostumbraba a mezclar frases, a confundir dichos, o incluso a menudo inventaba palabras, o era capaz de contarlo todo al revés. Aunque normalmente no aceptaba las criticas, o ni siquiera se daba cuenta de sus errores, pero era sospechoso que  Hye Sun se carcajeara cada vez que él pronunciaba “sal-gu”, melocotón en coreano.

Desde muy pequeños Rayjin junto a su hermano Fujin se burlaban de la pequeña Hye sun, llamándola Momo-chan (melocotoncito en japonés) porque ella era más bien regordeta y tenia la cara con mofletes, aunque habían pasado ya muchos años desde entonces, y Hye Sun estaba ya muy flaca y ya nadie la llamaba así, siempre que discutían Rayjin y ella, esté acababa llamándola melocotón, fuera en el idioma que fuera, Hye Sun venia de madre coreana, así que dominaba muy bien el idioma, y cada vez que este la llamaba así en coreano, la pobre chica no podía evitar morirse de la risa, ¿que debía estar diciendo mal?

Leía y releía pero no encontraba donde estaba el fallo, no contemplaba que en su enfado, quizás no hablara tan correctamente como podía hacerlo ahora, sin estar apenas alterado, no contemplaba que discutir en un idioma que no era el suyo podía dificultar su perfecta pronunciación.
En esos momento una de las puertas que estaba junto a la mesa se abrió, y un muchacho perfectamente vestido con el mismo uniforme, y el pelo negro y liso muchísimo mas cuidados y peinados que Rayjin, aunque eso no era demasiado difícil ya que Rayjin normalmente los llevaba alborotados, mucho mas largos y con el flequillo recogido con una pinza, echándole el pelo para atrás dando un aspecto mucho más duro que él del muchacho que acababa de entrar, el chico tenia un aspecto serio y formal, durante unos segundos  pareció que su rostro se relajaba, rodeo la mesa para sentarse junto a su hermano, en el sofá, mientras cuidadosamente se desabrochaba un poco la corbata, que estaba perfectamente anudada, Rayjin lo observaba sorprendido, ¿qué hacía Fujin allí, y sin avisar?.
Fujin bajo la cabeza y se toco las cervicales, parecía algo preocupado, suspiro, trago saliva y levanto la cabeza, miro a su hermano a los ojos y le dijo con la voz algo rota:
- Papa y mama dice que vendrán la semana que viene…
Durante unos segundos se quedaron mirándose en silencio, se podría decir que durante todos aquellos años Rayjin jamás se había planteado porque siempre habían vivido solos, tan solo tenía 16 años, pero podía contar con los dedos de su mano las ocasiones en las que se había visto acompañados por sus padres, que por negocios mayoritariamente vivían en Londres, Fujin en cambio, durante todos esos años había sentido esa ausencia, siendo consciente a pesar de todo de que estaban algo abandonados, pero igualmente Fujin luchaba con todas sus fuerzas para sacar buenas notas y ser lo llamado como "el chico modelo" , creía que si realmente veían sus valía y sus habilidades tendría su rinconcito en el negocio familiar, además jamás enlazaba amistad con nadie, pues era conciente de que algún día Londres seria su hogar, Fujin luchaba para ser frió como el hielo para así no tener lazos con su tierra de origen, con su sangre, con oriente.

Jamás pudo evitar por ello que la pequeña e intrometida Hye Sun, una de las hijas de las sirvientas de la familia, se hiciera un pequeño espacio en su corazón, ya que desde recién nacidos se criaron los tres juntos, Hye Sun era el único lazo que tenia Fujin con Japón, algo así como una hermana a la que cuidar.
Fujin siempre era el más adulto y serio de los tres, siempre junto al precipitado, nerviosos y furioso Rayjin, al que parecía que el destino le había predeterminado una vida de Caos y peleas, en las que el pobre Fujin se veía a menudo arrastrado, siempre culpa del mal carácter de su hermano, a veces Fujin se preguntaba de donde surgía tanta rabia.
Rayjin tendía a pelearse con todos, tenía enemigos en cada lugar al que iba, Fujin muchas veces no tenia muy claro si aquello que aparentemente eran enemigos, eran pues para Rayjin verdaderos amigos, y a veces no sabia si aquella ira era la única forma de expresar todo su amor y exceso de sentimientos.
Y Hye Sun, la maldita niña melocotón, con su inconstante carácter, y su actitud inocente, realmente lograba sacar el lado suave de Rayjin, y lograba hacer que Fujin sonriera o se sintiera libre, a veces a Fujin se le olvidaba del exterior, se sentían protegido en esa burbuja que habían creado, los dos hermanos y la pequeña ondina que vivía con ellos.
Fujin se sentía protegido del mundo, un mundo del que se escondía, al que temía casi tanto como su hermano Rayjin, aunque este lo demostrar gritando, para Fujin esconderse resultaba mucho más fácil, Hye Sun era su medicina lograba calamar la furia de Rayjin y  permitía a Fujin olvidara todo sus miedos.

Que sus padre a los que apenas veían, vinieran a casa era casi como romper esa burbuja aunque solo fuera por unos días, el ambiente en casa no era agradable cuando ellos estaban, Rayjin acostumbraba a pelearse con ellos, y Fujin acababa encerrándose aun más en si mismo
Aquella no era una buena noticia.

Un silencio incomodo invadió la habitación, ambos hermanos eran concientes de todo aquello, y ninguno deseaba que se interrumpiera sus quehaceres diarios.
Rayjin se incorporo sin decir nada, estaba furioso, rápidamente entro en su armario, y se cambio de ropa, Fujin le observaba desde el sofá, Fujin sabia perfectamente que su hermano iba a reaccionar de aquella manera, así que guardo silencio, y solo observo, Rayjin se cambio en un instante, se puso unos tejanos oscuros ajustados con algo de campana, con unos zapatos largos y elegantes negros, que mientras abrochaba pulía con los pantalones usados del uniforme, se puso una camiseta de tirantes roja, saco también una chaqueta de cuero, mientras se la ponía saco de la mesita unos guantes de cuero sin dedos, y una llaves, miró a su hermano, resopló:
-Me voy a dar una vuelta, estoy cabreado.
De debajo de la cama saco un casco de moto negro mate, y se marcho por la puerta doble. Fujin observo sin decir nada como su hermano se alejaba enfurecido, cerro sus ojos, y se relajo durante unos instantes, no sabia porque pero tenía ganas de llorar.

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Prólogo


Prólogo
Esta obra esta basada en un mundo idéntico al nuestro, en cuanto a razas, culturas y países, para facilitar así la situación geográfica y la imaginación del lector,  pero que jamás será del todo nuestro mundo, estamos hablando de un futuro cercano, pero mas próximo a lo que en los años ochenta llego a imaginar, un mundo de mucha tecnología, que trata con normalidad los nuevos inventos del futuro, pero con un aspecto parecido al que ahora conocemos, un mundo con una mitología antigua olvidada, y en el que la magia llega  a ser posible, aunque muchos lo desconozcan.
Este mundo ira cambiando y alejándose cada vez más de lo que actualmente conocemos, hablándonos de los personajes que vivían en él, y como puede llegar a cambiar todo según las decisiones que estos vayan tomando. También conoceremos los otros mundo que hay en esta realidad.
Alejándonos ya totalmente del concepto de esta nuestra realidad.
Espero que si alguien llega a leer esta obra la disfrute tanto como he disfrutado yo intentando organizar este mundo que tengo dentro, con dioses, hadas, humanos y algo de Apocalipsis y caos.
Besos de una creativa algo caótica, que desea que esta historia llegue a más de un corazón.