ellos

sábado, 19 de febrero de 2011

Capitulo 6 - En el que Vistyn descubre que hay más allá del circo y Vincent.


CAPITULO 6
En el que Vistyn descubre que hay más allá del circo y Vincent.

Vistyn se despertó al cabo de una pocas horas, Lee ri le picaba en la puerta y se sobresalto al darse cuenta de que la muchacha que acababa de conocer ya no estaba allí, se levanto rápidamente, y la busco apenada, le había encantado aquella chica, había sentido muy cómoda a su lado, y al ver la nota apunto el numero del móvil en su agenda y salio corriendo descalza de la caravana, al salir soltó un berrido al notar el frío del suelo, y volvió a entrar tan solo para calzarse , introdujo sus piececillos en sus gigantes botas que estaban junto a la entrada, y con el pijama todavía puesto se dirigió corriendo directa hacia las duchas, tenía que darse prisa o llegaría tarde.
Estaba nerviosa, ¿qué iba  aponerse?
Le parecía tan ridículo no saber que ponerse, mientras se duchaba solo hacia que pensar en que ponerse, y en como se arreglaría, salió a toda prisa de las duchas, aun con pelo lo húmedo, haciéndose a cada lado sus habituales trenzas, algo cortas, y dejando salir de ellas el pelo más corto de la parte superior, dando un efecto cardado, desde que tenía el pelo de color turquesa esté tenía un tacto aun más suave.
Entro en la habitación, y se quedo mirando su ropa, no sabía con que aspecto ir a clase, se miro al espejo y vio sus extraños ojos rosados, sin pupila.. se asusto, cogió sus gafas de sol y las coloco sobre su cara, era unos ojos demasiado extraños hasta para ella.
Se mordió el labio dudando de cómo ir  clase, seguramente volvería a ver a Faris, y le resultaba extraño, pero no quería que la viera con cualquier cosa.
Terminó cogiendo unas medias a cuadros azulados, y un vestido turquesa estampado con pequeñas florecitas rosadas, abrocho sus botas amarillas, y como noto que hacía algo de frío debajo de la falda del vestido se coloco unos pantalones tejanos cortísimos algo bombachos, no cubrían demasiado pero algo abrigaban.
Al salir cogió de la entrada un pañuelo gigante, de tejido grueso y se lo coloco envolviéndole el cuello y parte de los hombros.
Lee Ri estaba  sentada ya en el coche escuchando música, mientras leía una revista sobre robótica, Lee Ri le hubiera encantado ser buena en ciencias par poder estudiar ingeniería robótica, pero se le daba realmente mal, y lo suyo era verdaderamente el magisterio y los niños. Lee ri se giro y le dirigió  una sonrisa a su amiga, mientras le dijo :
- Un ingeniero…necesito un ingeniero - abrió la revista  y le mostró una de las paginas, en las que salían mascotas robóticas- Me encajaría que un chico me regalara uno de estos. Me encantaría poder tener un perro robot, o un robot que nos ayudara con las cosas de la casa, imaginas tener un coche de esos que te lleva él?? Podrías ir a donde quisieras sin necesidad de que yo viniera contigo! Me parece un avance tan grande!!
Vistyn subió al coche, y abrazo a Lee Ri:
-pero yo quiero ir siempre contigo en coche!!
Lee Ri puso los ojos en blanco y arranco el coche dilección a la universidad. Una vez allí cada una se dirigió a su edificio pertinente.

Vistyn buscaba a Faris con la mirada, y no lo veía, se pasó toda la mañana esperándolo, pero aquel muchacho parecía haberse desvanecido, Vistyn se entristeció, no tenía a su hermano y no tenia tampoco a Faris, intentaba concentrarse, e intentaba dibujar estando al 100% de todo, pero apenas lograba centrarse.
Sobre las 12 del mediodía salió de clase un momento a tomar aire, apenas había hablado con nadie, le daba muchísima vergüenza y se sentía muy distinta, y algo observada, ya se habían hecho dos claros grupos, y ella no pertenecía a ninguno, le había ido a habla un chica inglesa algo delgada y morena que se llamaba Cristine, pero Vistyn no acababa de estar cómoda.
Así que se dio un respiro a si misma y salió de aquel ambiente tan cargante de clase.

Se sentó en las escaleras, enfrente de la puerta y saco de su bolsa un zumo de pera y frutos de los bosques, clavó la pajita en el pequeño agujero y sorbió el zumo, pensando sobre si tener una mascota robot, se sonrojo al pensar que le encantaría tener una, ella tendría un perrito si pudiera, Vistyn era muy alérgica a la mayoría de perros, y eso le hacia entristecer, arropo sus rodillas sobre si misma y se imagino como pediría que fuera su pero robot, Vistyn creía que todos los objetos que el ser humano creaba tenía  en su esencia un espíritu y un alma, pues su perro no sería menos, además ella lo cuidaría y estarían juntos el resto de sus vidas.
Irían de viaje, andarían por praderas…
De golpe no se dio cuneta y frente a ella estaba Faris sonriente, se sentó a su lado, realmente era un muchacho muy alto, prácticamente era como dos veces ella, ¿cómo podía ser tan alto?
Lo miro  y sin apenas darse cuenta exploto y le dijo:
-Donde estabas???
Y lo abrazo por la cintura, Faris se quedó casi tan sorprendido como ella misma, porque tenía aquéllas confianzas con él? porque la hacia sentir tan frágil?
Faris reacciono a  aquello carcajeándose, con suavida rodeó los brazos de la chica y los despego de él, y buscó las manos finas manos d ela muchacha, sonriente y con una suavidad extrema las acarició con aquellas enromes y esqueléticas mano, Suavemente le respondió:
- Estaba en el conservatorio, perdona, convino estudios, y algunos días vengo de tarde y otros de mañanas, prometo avisarte los días que no venga.
Apenas sin darse cuenta, estaba otra vez besando a aquél desconocido,
- Te parece raro si te invito a pasar  este fin de semana en el pueblo de escocia donde vivía yo el año pasado? Siempre he querido conocerte y enseñarte la cala donde iba a pintar mis ilustraciones. Esto nunca se lo he enseñado a nadie, pero…
Faris aun teniéndola en brazos, saco de su cartera el boock, su boock, y le mostró los dibujos de aquella muchacha tan parecida  a ella, ahora muchísimo más, después del cambio de peinado y ojos.
Vistyn, sonrió y saco su dossier , donde un muchacho de pelo blanco era igual que Faris.
- que has hecho con tu pelo blanco?- le dijo Vistyn sorprendida..
- Lo teñí, me daba cosa que mis padres preguntaran, me preocupan más los ojos azules.
Faris se levantó para dirigirse hacia las clases, Vistyn,  Faris la miro unos instante antes de entrar por al puerta;
- Vendrás?
Vistyn sonrió y asintió con la cabeza.
Pasó  el resto de la semana esperando que llegará el sábado.
Estaba nerviosa, no sabía que ponerse ni como irían, llego el día.
Faris fue a buscara en un coche todo terreno de los mas modernos
Llegaron a la cala después de haber tenido que cruzar el paso de las rocas, Faris siempre había deseado llevar allí a el amor de su vida, a la chica de sus sueños.
Era un pequeña cala solitaria, al norte de escocia, era simple y solitaria, Vistyn se saco la mochila y le dijo:
- Hemos conducido miles de quilómetros para llegar a una cala?
Faris la miro sorprendido, y asintió con la cabeza, preocupado por si Vistyn no se iba a tomar bien pasar la noche allí
-Estas como un cencerro Faris!, pero me gusta.
Al terminar de decir eso, Vistyn se quito la chaqueta verde a cuadros y seguido de eso se saco su vestidito de flores, quedándose solamente en bragas, su piel tostada se puso de gallina y sin dudarlo corrió hacia el agua, se lanzó de cabeza, sintió como todo su cuerpo era libre en aquel paraje, solo Faris lograba hacerla sentir así de bien, así de libre.
Faris la observó desde la arena, realmente Vistyn era preciosa, deseaba cuidarla.
Con más cuidado se desvistió, y mucho mas conciente que Vistyn escondió las ropas bajo una piedra, por temor a que pudieran salir volando, dejó también las mochilas juntas y en un lugar que se vieran desde el agua, hecho todo esto Faris entro más cuidadosamente en el agua, donde Vistyn le esperaba con los brazos abiertos y sonriente, jamás olvidaría aquel día, ni aquella sonrisa infantil y dulce, agradecida por todo.
Faris la abrazo y le dio un dulce beso en los labios, si el amor existía ellos eran un claro ejemplo de el verdadero y mas puro amor.
Pasaron allí juntos aquel romántico fin de semana, Vistyn olvido por fin sus miedos, y se sintió una con el mar.
Ambos nadaron durante horas, a ratos aprecia que podían respirar bajo el agua ya que apenas necesitaban salir de allí.
Se contaron historias sobre sirenas, y estuvieron buscando conchas.
-que simple parece todo cuando estoy contigo- murmuro Vistyn a su amante, mientras algo enrojecida jugaba con la arena.
- no es simple?
- Puede que no lo sea… se que hay algo raro en nosotros… se que hay algo diferente durmiendo en mi,  y tu pareces compartir el mismo poder…
- po..der?
Vistyn se levanto de la arena y busco un pequeña planta, al encontrarla, se acerco a ella, y  la toco con cuidado, de esa pequeña planta brotaron millones de flores, y empezó a crecer, cubriendo todo aquel pequeño arroyo de arena.
Faris, aun con la piel de gallina por aquella impactante imagen, la miró y se sentó junto a ella. La obligó a moverse, y el muchacho se quedó en silenció mirando al mar.
- Fíjate en esto, porque jamás se lo he enseñado a nadie- Faris extendió la mano hacia el agua del mar, y esta retrocedió, cerro los ojos y fuertemente, cuando de pronto una ola llegó casi hasta donde estaban ellos, una gigante gota de agua se quedo flotando en su mano, Faris miró a Vistyn y le sonrio, la gota se deformo adaptandola forma de un corazón que entrego cuidadosa mente a Vistyn, justo al tocar la mano de Vistyn la gota gigante exploto.
Ambos empezaron a reirse al unisono. Quizas realmente todo resultaría tan sencillo como parecia entre ellos. Vistyn se quedo muda de golpe, palida, una idea cruzo su mente, y solo pudo decir:
- Vincent tamben es especial.











Capitulo 5- Tengo miedo


CAPITULO 5
Tengo miedo

Estaba cansada de todo aquello, y lo tenía muy claro, Hye Sun estaba sentada en el asiento junto a la ventana, abrocho el cinturón con fuerza, era el segundo viaje de su vida en avión, ya viajo con 2 años de Corea, su país de origen, hasta Japón, y no había salido de allí hasta entonces, estaba sola y viajaba dirección a un continente que desconocía, Europa, y le fascinaba la idea, aunque  a la vez temía por su futuro incierto.
Pero sabía que debía ir allí, algo le llamaba, sentía la necesidad de ir a ese lugar.
Inglaterra no solo tenía a sus dos mejor amigos retenidos allí, sino que además sentía que en aquel lugar tenía algo que resolver, Hye Sun durmió durante la mayoría del viaje, soñó consigo misma, o quizás no, soñó con aquella figura masculina, aquel esfinge que vivía en aquel mundo fantástico que tanto le fascinaba.
Sabia que en Londres encontraría respuesta a muchas de sus preguntas.


Al llegar Hye Sun se sentó hecha un ovillo en uno de eso largos bancos del aeropuerto, solo cargaba con una mochila de mano y una pequeña maleta, iba con un gigante jersey azul eléctrico de cuello alto, de lana gruesa, unos tejanos de pitillo rotos negruscos y unas preciosas botas de plataforma de leopardo que cubrían una gran parte del bajo del pantalón, intentaba esconder su cabeza en las rodillas, temiendo el frío que debía hacer fuera, en su mano cargaba un móvil que no paraba toquetear, que inútil era ten un móvil sin saldo, y sin tener ni un teléfono útil en la agenda.
Hye Sun estaba sola, algo asustada, había ido a Londres, porque no sabía hacia donde huir, aun temblorosa, había pasado realmente muchísimo miedo viajando sola, temía que vinieran a buscarla, temía que la encontraran, y no sabía hacia donde ir, sería bueno para ella localizar a Rayjin y Fujin o quizás eso solo empeoraría las cosas, ya había pasado casi un año desde que se marcharon, y no había tenido noticias de ellos en todo ese tiempo, eso era sospechoso.
Posó su recias piernas en el suelo y con cuidado empezó a andar hacia la salida del aeropuerto, andaba lentamente como si aquello fuera evitar toparse con la dura realidad, estaba sola en Londres, y no tenía ni idea de a donde ir.
Se dirigió hacía el tren, al menos necesitaba acercarse a Londres, estaba atardeciendo, le preocupaba que llegara la noche y aun no hubiera encontrado un sitio en el que dormir.
No iba a ir a la ciudad misma, quería buscar un hostal cerca en las afueras, que le costara económico, ya encontraría trabajo y casa el día siguiente, en aquellos momentos lo más importante era encontrar donde dormir.
Bajo en una de las primeras paradas del tren, en un pequeño pueblo bastante acogedor, hacía un frió demoledor, que se metía en los huesos y lograba calase de un modo inhumano, Hye Sun respiró fuerte y salió una pequeña nube de humo, le hizo sonreír , pero noto como sus labios ya secos se agrietaban, y recordó su dura situación, empezó ha andar por aquel pueblo, cargando su maleta, y su bolsa, estaba completamente sola.
Tuvo mucho miedo, aun temía que la encontraran.
Noto un dolor muy molesto en sus tobillos, era un dolor agudo y punzante,  ya lo había tenido antes, los toco para intentar calmarlos, odiaba aquello, guardo sus maletas en una de las taquillas de la estación del tren, y aun cojeando se alejo del pueblo, dirigiéndose hacia algún lugar  mas recóndito, odiaba esos dolores, pero sabia como se solucionaban.
Desabrocho sus botas, y arremango sus pantalones, noto como el frío se colaba por ese espacio en la piernas, cerro los ojos y arrugo su cara, aquello le producía un dolor inaguantable.
Poso sus manos en sus tobillos, de los cuales asomo una pequeña pieza metálica, que intentaba emerger de allí, cogió con fuerza aquellas piezas metálicas, y estiró de ellas con todas sus fuerzas, chilló, un grito que pondría la piel de gallina a cualquiera, aquello era verdadero dolor, mientras gritaba de sus tobillos salieron unas inmensas alas mecánicas, con pequeñas partes cubiertas de pluma, las alas alearon lentamente, si llegar hacerla volar, dejando así de sentir ese dolor, se quedo echada en el suelo, intentándose recuperar de aquello, se seco las lágrimas de dolor, e intento volver a respirar con normalidad, aun tenía más miedo.
Que sucedería si alguien la encontraba en ese estado.
 Cargó  la pequeña mochila en su espalda, y correteo alejándose del pueblo, asustada, estaba sola, perdida, y era demasiado extraña.
Corrió sin rumbo, hasta encontrar un inmenso precipicio que caía en picado hasta una extensa explanada, dejó caer su cuerpo por él, sintió como caía de espaldas y cerro los ojos notando la liberta que le daba sentirse en los cielos, y empezó a planear con sus inmensas alas, aun con sus ojos cerrados logro olvidar sus problemas, sus miedos desparecieron, al sentir el húmedo césped cerca, dejó de planear para al fin caer directa al suelo, se quedó echada, aun con los ojos cerrados, notando como la húmeda hierba se movía por el viento, sintió nostalgia.
Al abrir los ojos y mirar hacia su izquierda para contemplar su nuevo hogar se encontró con una muchacha de pelo turquesa llorando sola en la hierba, parecía casi más perdida que ella misma, la miró sorprendida.
Pronto sus miradas se cruzaron, Hye Sun intento esconder sus alas entre las hiervas, pero aquello era imposible.
La muchacha se acercó lentamente a ella.
-No te asustes…eres un ángel? Un hada?
Hye Sun no sabia que hacer, y le respondió con la voz rota:
-No- la miro asustada.- Soy humana,,, pero…
Volvió a tocar sus tobillos y logro guardarr las alas, volvía a ser humana.
-Tu tienes los ojos rosas y el pelo verde, eres así? O es una peluca y lentillas.
Vistyn se avergonzó y volvió a encogerse,
-Creo que soy así.
Hye Sun sonrió:
- Me abrías asustado si no fueras así, realmente tendrías que ser muy rara para llevar lentillas rosas y teñirte de verde.¿no?
- Lo tuyo…es real?
-Las alas?
-si- Asintió Vistyn
- Si…son mías…no entiendo muy bien porque… pero son mías.
- Vaya. Lo tuyo es …más complicado que el pelo verde y los ojos rosas.
Hye Sun sonrió.
- Sabes? Tampoco me molesta, es útil y puedo esconderlo, tu en cambio… como no te tiñas, aunque es una pena tu pelo mola.
- Si a mi me gusta mi pelo – sonrió Vistyn tocándose los pelos
- Te he visto antes allí, hecha un ovillo ¿esta bien?
- No… no lo se.
Vistyn noto como las lágrimas empezaban a brotar de sus ojos, se sentía desdichada, siempre se había sentido así, se relación con Vincent resultaba asfixiante y agotadora, no sentía que hubiera salida de aquella absorbente situación, y haberse sentido liberada de aquello le hacía sentir verdadero temor.
-Tengo miedo…- afirmo Hye Sun mientras miraba algo entristecida el paisaje que les rodeaba.
Vistyn la miro sorprendida, eran miedos distintos, pero ambas estaban muy asustadas.
-Yo también tengo miedo.- Afirmo Vistyn mientras se mordía cuidadosamente  el labio, intentado arrancarse un pequeño trozo de piel muerta que llevaba notando hacía varias horas.
Algunas  veces se sentía que no pertenecía a ese mundo, que allí jamás lograría ser feliz, pero cuando estuvo con Faris, no parecía tan imposible aquello, a ver encontrado alguien que la llenaba le daba miedo, si Faris no sentía por ella lo mismo… y si solo estaba jugando con ella…
Vincent, parecía ser aficionado a jugar…
Porque Faris no iba a hacer lo mismo.
Además Vistyn tenía pánico de  perder a Vincent, ella le amaba, aunque era un amor algo tortuoso, no podía evitar amarle, y deseaba cuidarlo, y procurar el bien para él, sabía que ella era un nexo de unión con este mundo y si lo abandonaba, no estaba segura de si Vincent seguiría existiendo como lo conocía hasta entonces.
Odiaba  pensar en que podía perder la esperanza, odiaba pensar en dar un paso sin saber que sucedería después, y todas aquellas in certezas no le permitían lanzarse. No quería conocer a Faris si no iba a resultar como ella soñaba, y si aquella felicidad se perdía, sería infeliz toda su vida?
Hye Sun miro a la muchacha, extrañada, ambas estaban solas y algo desorientadas, Vistyn se seco las lagrimas y le dijo:
- Tienes a donde ir? Yo estoy en las caravanas del circo, que esta cerca de esta pradera, si nos sabes a donde ir… estarás a gusto allí. No podrías quedarte mucho, pero si un par de noches, hasta que encuentres donde…
Hye Sun la miro sorprendida.
-gracias.

Anduvieron juntas y en silencio, cogidas de la mano, por aquella inmensa explanada en dirección al circo. Al llegar Vistyn saco unas llaves del bolsillo de sus pantalones, y abrió la puerta de su estrambótica e infantil caravana, y se inclino dejando pasar a Hye Sun primero, educadamente, se cruzaron las miradas y Vistyn algo cortada, y vergonzosa le dijo:
-Por cierto me gustan tu alas.
Hys Sun sonrió mientras entraba a la caravana, no dijeron nada más, se  echaron en la pequeña cama de Vistyn, durmieron abrazadas, y en silencio, hacia demasiado frío como para moverse, agradecieron estar en compañía.
El día siguiente Hye Sun oyó como alguien andaba a tempranas horas de la mañana, o quizás aun de la noche, ya que aun estaba oscuro, se despertó cuidadosamente y se asomo por la rejilla de lo que parecía un ventana de la caravana, vio a una muchacha de  piel pálida y con rasgos entre asiáticos y occidentales, con el pelo rizado y pelirrojo, andaba descalza y en pijama, y llevaba consigo un cojín, vio como se alejaba, y dejaba el cojín en el suelo, sentándose encima, y empezando algo parecido a la meditación, puesta mirando dirección hacia donde estaba apunto de amanecer, Hye Sun  la miro sorprendida.
Vistyn al notar que Hye Sun se había levantado y notar la ausencia de calor humano, se levantó frotándose fuerte mente los ojos, puso morritos y murmuró:
.Ayyy…que pasa- con una preciosa voz inocente de niña.
Hye Sun le sonrió, y con un tono mas carrasposo le dijo.
-Hay alguien fuera.
-Debe ser Lee se levanta siempre cada mañana a meditar y a ver amanecer. Es muy Zen toda ella…- mientras murmuraba aquello, volvió a taparse y se hecho otra vez.- si quieres tomar algo, en la nevera de la caravana hay leche, café y algo mas.
Todas las mañanas aquella rutina, pensó para si misma, Lee Ri acostumbraba a levantarse a ver el amanecer todos los días, estaba enamorada del sol y los colores que le ofrecía el alba, para ella era de las cosas más bonitas, poder despertarse cada mañana, y salir al campo a observar el amanecer, agradecer cada mañana poder seguir viviendo feliz en aquel mundo tan bonito.
Durante su infancia y adolescencia había visto el amanecer de miles de lugares, y ahora por fin estaban quietos, cada mañana disfrutaba del dulce amanecer de Inglaterra, y aquello la hacia sentir muy feliz, era su sueño estar en un lugar fijo y dejar de viajar sin rumbo. Además que aquel hermoso paisaje y el color grisáceo de Londres le parecían acogedores y dulces. Lee Ri estaba agradecida de poder quedarse al fin en un lugar fijo.
Salió al patio descalza y aun en pijama, se sentó en la hierva, helándose por el frío de la madrugada y sintiendo como la rosada se clavaba en sus huesos, cerro sus ojos y inspiró, al ver salir el sol se sintió agradecida de poder ver otro amanecer en aquellas tierras.

Hye sun salió de la caravana, dejado así sentir el gélido viento, ella odiaba el frío, no estaba preparadas para aquellas bajas temperaturas, miro en la caravana y  se tapo con una toalla grande de color amarillo, con unos pollitos bordados, respiro profundamente, intentado mantener  el calor de su cuerpo el máximo rato posible, y se dirigió hacia la extraña muchacha.

Lee Ri  estaba puesta dirección este, esperando que el sol saliera, los segundo antes del crepúsculo, el cielo se torno rojizo, a Hye Sun aquello le pareció precioso, noto como la energía de la luz solar entraba por toda ella, se sintió capaz de todo, crío percibir  como Lee Ri se iluminaba, quedando completamente en sombra y el sol que salía por el horizonte le causaba un efecto óptico, creando algo parecido a un aura, que le impresiono muchísimo. Sintió el impulso e acercarse a ella.

Hye Sun es puso al lado de lee Ri, en silencio, lee Ri la miro de reojo y le regalo una pequeña y suave sonrisa, volvió a entornar los ojos y siguió meditando. Hye Sun, la imito, cerrando también los ojos, y se concentro en el calor del sol, de pronto, dejo de sentir aquel frío tan glacial, y sintió que la energía de ellas se había compenetrado con al del sol.
Sintió su fuego, recorriéndole el cuerpo, aunque normalmente el frío la aterraba y la dejaba paralizada, aquella mañana apenas lo noto.
Después de aquello, se levantaron ambas en silencio, y sin decir nada,  Hye Sun se inclino hacia Lee ri, esta le sonrió y se marcho directa hacia su caravana,.
Hye Sun decidió partir temprano, y no despertar a su nueva conocida, cogió todas sus cosas y escribió en una servilleta gracias y su numero de móvil, estaba dispuesta a encontrar un trabajo. Y  sobrevivir en aquella nueva tierra.
Hye Sun partió sola. Ya no sentía ningún miedo.








miércoles, 16 de febrero de 2011

Capitulo 4 -El circo de los sueños.


CAPITULO 4
El circo de los sueños.

Hacía relativamente poco que habían llegado a Londres, Vistyn intentaba dormir, pero acababa de adaptarse a aquel lugar, allí hacía mucho frío, no entendía porque habían decidido que iban a pasar allí dos o tres años, dormía en una pequeña caravana de circo, muy bien amueblada, tenía todas las comodidades de una habitación, llevaban toda su vida viajando, y no entendía porque ahora el circo de los sueños se quedaba quieto en Londres, algunas veces viajarían por Inglaterra pero estaba decidido, que  pasarían allí unos años, Ziel y Lances, estaban entusiasmados, pero a Vistyn se le hacia realmente duro dejar esa vida de ensueños y aventuras, había hablado de aquello con Lee Ri, pero parecía que está también tenía muy claro que quería estar en un sitio fijo durante algún tiempo, todos estaban agotados , llevaban mas de 20 años de un lado a otro sin parar, realmente necesitaban un largo descanso, Vistyn se incorporo, llevaba un pijama antiguo blanco, de dos piezas, eran unos bonitos pololos con una gigantesca blusa de aspecto rococó, se rasco la cabeza despeinando aun más su espesa melena negra con algunos  tonos turquesa, tenia el pelo preciosos, ondulado y fino, y aquel tono negro algo verdosos y azulado, hacia destacar aun más su precioso rostro y su piel tostada.
Se puso sus zapatillas de conejitos, y salio de la caravana, realmente hacía un frío demoledor allí fuera, contemplo su nuevo hogar, un espacio gigantesco con un preciosos bosque de vegetación espesa, el circo estaba situado en las afueras de Londres, aunque no quería estar allí y sentía el frío de ese lugar helado calándosele en los huesos, le pareció un paisaje precioso.
La gigante carpa, era algo hipnótica, ya que estaba decorada al puro estilo psicodélico de aquellos años anteriores, la miro y sonrió, siempre que veía aquella preciosa carapa pensaba en sus padres de jóvenes, y en todas las esperanzas que habían volcado en ese circo, en parte habían cumplido su sueño, viajar por el mundo repartiendo esperanzas y sueños, observo las caravanas, todas decoradas al gusto de sus dueños, la suya era rosada, con pollitos de color limón, flores y gatitos, realmente era la caravana mas infantil de aquel lugar, junto a su caravana había otra negra, toda siniestra y mate, combinada con líneas blancas en espiral, realmente era muy distinta a todas las caravanas que habían allí, Vistyn miro la carroza, y la toco con nostalgia.
Se quedo pensativa junto aquella caravana oscura, miro a través de la ventana, y observo como un muchacho delgado y pálido dormía dándole la espalda, solo en su pequeña cama, se quedo observándolo, y hecho de menos dormir junto a él, sonrió para si misma y volvió corriendo hacía su caravana, de una cajita que tenía en una mesa cogió las llaves y se salió directa hacia la caravana del chico.
Entro con mucho sigilo, hacía tiempo que no estaba allí y realmente lo echaba mucho de menos, se acerco cuidadosa hacia él, dormía placido, o eso parecía, lo observó, Vincent, era pálido y no tenia cabellos en todo su cuerpo, al no tener cejas y ser tan pálido parecía de otro planeta, apenas tenia rasgos, su delgadez extrema dejaba entrever perfectamente todos los hueso de su cuerpo, incluyendo también algunos de la cara, lo único que aun se percibía era unas ojeras algo exageradas, que ensombrecían aun mas el aspecto del siniestro muchacho, estaba durmiendo mirando hacia la pared de la caravana, dándole la espalda a Vistyn, está  estaba sentada a su lado, tan frágil, tan sola, tan dulce.
Realmente eran muy diferentes, Vistyn con su color tostado y su melena rizada turquesa, sus ojos azulados observaban a Vincent.
De pronto la voz del chico irrumpió el silencio de la habitación, asustando de forma leve a la dulce Vistyn:
-Que miras Vistyn?
Vistyn se acercó mas al muchacho, lo abrazo, estaba desnudo, tapado con una manta algo pesada, paso las manos alrededor de su espalda, tocándole el torso con ellas, y juntando sus cuerpos, Vincent insensible a todo noto la blusa de algodón fina de la Vistyn en su espalda, y con ello todas sus curvas.
Vistyn, algo triste y dulce, le contestó susurrándole a la oreja del muchacho, intentando entre verle:
-Aun me pregunto porque me has insistido tanto...para que estudie Bellas Artes,,,aquí ya ..trabajo en algo que amo, esto me gusta...
Él muchacho se quedo en silencio durante unos instantes, pronto se giro dejando de darle la espalda, Vistyn se aparto quedándose otra vez sentada en su regazo,  él le estiro del brazo haciéndola caer directa en sus brazos, la abrazó con fuerza y mientras le sacaba con impulsividad la ropa la chica le interrumpió tímidamente con  un triste jadeo:
- es que ...quieres que este lejos de ti...ya no me quieres a tu lado? No podremos trabajar aquí juntos…bellas artes quitara mucho de mi tiempo…
Vincent, paro de besarla, la miro y con una sonrisa burlona le murmuro;
- Confía en mi. Ve allí y disfruta.
Vistyn se seco las lágrimas rápidamente evitando que se notara que estaba lloriqueando, Vincent conocía sus timidez así que ignoro su llanto mientras jugueteaba con el preciosos pelo ondulado de la muchacha, Vistyn se hecho junto a él, pero cuando esta se lanzo a besarle, Vincent le tapo sus carnosos labios con un dedo y le murmuro:
-Mañana es tu primer día de clase, así que hoy no te dejare quedarte mucho rato en mi cama.




Vistyn se despertó cansada, al final paso casi toda la noche con Vincent.
Ahora se encontraba en su cama mirando el techo intentando lograr abrir los ojos del todo, apenas había logrado dormir ya que cuando volvió de la caravana de Vincent se quedo algo desvelada, nerviosa por su primer día de clase, a lo lejos oía los gritos de Lee Ri Hum, que picaba insistentemente en su puerta, Lee Ri era como  una hermana, desde pequeña solo se había relacionado con los demás hijos de los artistas del circo, eso le había limitado mucho, Lee Ri era de sus únicas amigas, se habían criado todos juntos, así que eran como una gran familia, Lee Ri era hija de los músicos del circo, su madre era francesa y su padre coreano, aquello le daba unos rasgos y un aspecto muy especiales,.
Ver a Vistyn y  Lee Ri juntas era una combinación un tanto vistosa y extraña.
Lee Ri estaba entusiasmada con poder ir a estudiar a Inglaterra, ya que allí vivían sus abuelas, además ella deseaba acabar siendo maestras de parvulario, a Lee Ri le agotaba tener que ir de un lado a otro, ella deseaba quedarse allí y establecer una vida mas tranquila y “normal” además adoraba las nuevas tecnologías, le parecía fantástico que existieran los robots, le encantaba seguir la música electrónica pop que estaba de moda en el momento, era totalmente fanática de un cantante bastante Glam famosos en aquellos tiempos, también disfrutaba con todo lo que era las modas urbanas, simplemente para ella era un suplicio vivir en una caravana en la que tenían que agradecer el echo de tener corriente, o poder llegar a conectarse a Internet fuera un milagro, o tener que cocinar con fuego la vieja usanza.
 Lee Ri , de los chicos jóvenes, era la única que  tenia carne de conducir, así que era la taxista del lugar, ella tendría que llevarlos a todos hacia la zona universitaria.

Lee Ri dejó a Vistyn justo delante de la puerta quedaron allí sobre el mediodía, comerían juntas y se contarían como le había ido el día.

Vistyn se puso andar sola hacia la universidad , mas o menos tenia claro hacia donde debía ir, llegaba algo justa de tiempo pero no quería correr, entro a la facultad al verla se le cerro el estomago, tenía claro que ese día no comería nada, se sentía tan nerviosa que incluso creyó notar que le temblaban las manos, era un edificio gigante, ¿cómo iba a saber llegar  a su clase?

 Entro atemorizada, y al ver que ya todo el mundo se había metido en las clases, se quedo sorprendida mirando y intentado intuir hacia donde debería ir.
Cargaba con un bolso de cuero viejo, en el que empezó a rebuscar entre los papeles y el caos, buscaba algún papel que le indicara a que clase debía ir, o algún pequeño mapa de la facultad, recordaba haberlo guardado allí, pero  aquel bolso suyo era caótico, empezó andar mientras buscaba, seguro que estaba allí pensó para si misma, mientras avanzaba, del bolso le cayó un peluche hecho a mano de un leopardo,  Vistyn siguió andando, concentrada en encontrar algún mapa o hoja que le guiara en ese momento sin ni siquiera darse cuenta de que había perdido la figurita.

Faris salió de su primera clase en bellas artes clase, realmente odiaba los primeros días en las escuelas, cuando solo te sueltan lo fantástico que es aquel lugar, y los artistas geniales y posiblemente ya muertos, enterrados y fosilizados que estudiaron o trabajaron allí alguna vez en las vidas pasadas, realmente, porque les gustaba tanto fardar de ser fabulosas a las escuelas, Faris adoraba la humildad, cerro la puerta de la clase, y mientras se encendía un cigarro pensó para si mismo que empezaría a venir a clase a partir de la semana siguiente, prefería entrar cuando empezaran a enseñar algo artístico y no hablaran de gilipolleces, mientras pensaba todo aquello miro al suelo y vio un peluche de un leopardo, lo cogió del suelo y a lo lejos vio a una muchacha de pelo turquesa, con un rastro de cosas caídas, mientras la muchacha buscaba en su bolso todo lo que llevaba en él iba cayendo, dejando un largo rastro de cosas inútiles en  el suelo del pasillo, Faris sintió un escalofrió, la chica…aquella chica… tenía el pelo turquesa,
Lanzo el cigarro al suelo, lo apago con su bota, y empezó andar hipnotizado por su sirena, mientras iba cogiendo todo lo que a esta se le había ido cayendo.
Intento gritarle, puesto que ella seguía avanzando sin darse cuenta de todo lo que estaba sucediendo.
Al final cuando ya estaba casi a su lado, algo sonrojado le dijo
-Se te ha caído esto!!-  ella se giro toda cargada de hojas, dibujos, y alguna que otra cosa totalmente innecesaria como peluches, cds, un discman
Faris se sonrío, ambos iban muy cargados.
-Oh! Mis cosas?- dijo ella sorprendida, ambos se miraron,
- Llevas discman aun? Y eso?- Faris la miraba fascinado, hacia muchos años que no veía un aparatejo de esos.
-Si…de hecho quería un walkman pero Lee Ri se enfado conmigo y me obligo a comprarme este trasto. Me gustaba más ir con cintas…
Faris la miraba alucinado, realmente era idéntica a la chica de sus sueños, a la chica que siempre dibujaba.
- Me ayudas a guardarlo todo? Creo que ambos agradeceremos poder charlar sin ir cargados.
Faris asintió y rápidamente guardaron todo en el bolso.
- Cuanta cosa llevas ahí ¿no?
- No se, nunca se sabe, aunque debería organizarlo..un poquito..
Vistyn lo miro fascinada, lo señalo y dejo escapar una exclamación, “OH!” busco dentro de su bolsa, y saco un dibujo de un chico clavado a él,:
- Mira, eres idéntico!! Tuve un sueño con un Chico igualito a ti!! Que gracia! Pero tenía el pelo blanco y los ojos azules. Sino fuera por eso, soy idénticos!!
Faris se quedo blanco y mudo, sonrió y se quedo cortado, evitando aquel tema tan extraño, algo frió dijo:
- eres de primero?
- Primero B (creo)
- Perfecto, vamos juntos.- Faris olvidando ya su promesa de no volver a clases la agarro de su mano arrastrándola hacia la clase de la que acababa de salir.
Se sentía algo descolocado, y no sabia muy bien que hacer, llevaba toda la vida deseando conocerla y ahora le daba demasiada vergüenza hablar con ella sobre eso, le daba pánico que le rechazara, que iba hacer?
Vistyn miraba al muchacho fascinada, como podía ser tan idéntico al muchacho de sus sueños, Vistyn  a veces soñaba con el mar, y acostumbraba a ir con un triton, ella siempre pensó que era Vincent, ahora al ver  a Faris no entendía demasiado que pasaba.
Vistyn había sido educada en el mundo de las creencias mágicas, la intuición y los sueños, y ahora eso la dejaba muy desconectada, si aquel chico era el de sus sueños ¿quien era Vincent?
No paraba de mirarlo avergonzada, jamás había estado relacionándose con gente, y jamás le había parecido atractivo otro chico que no fuera Vincent, y eso que en el circo había pasado muchos muchacho, y muchos espectadores habían hablado con ella, pero jamás hubiera imaginado que podría desear besar unos labios tanto como estaba deseándolo ahora junto a Faris, se sentina culpable, como podía ser tan egoísta, Vincent estaba solo en su casa, y siempre había estado a su lado, se sentía mal solo por pensar aquello de ese muchacho.
Aunque alguna vez algunos chicos habían mostrado interés por ella,  Vistyn solo tenía ojos para Vincent, que le estaba pasando ahora?

Faris a la vez lo observaba desconcertado, como podía ser que solo hecho de ir a Londres le estuvieran pasando tantísimas cosas buenas, estaba estudiando música en el conservatorio, tenía buenos amigos y ahora por fin conocía a su sirena,
Que esta sucediendo?
Faris estaba asustado tenia demasiado que perder, y no quería quedarse sin nada de todo eso.

Salieron de clase al cabo de unas dos horas, se habían pasado la clase ignorando por completo lo que balbuceaba el viejo director sobre la escuela, solo habían intercambiado un si fin de  miradas, y alguna vez habían estado apunto de rozar sus manos, evitándolo ambos, Faris por miedo, y Vistyn intentando no traicionar sus principios.
Andaban en silencio uno junto al otro, mientras la demás gente se dedicaba a saludarse entre si, intentando conocer el máximo de gente nueva posible,  creando un ambiente absorbente y algo molesto, un ruido ensordecedor, el murmullo innecesario que causan los seres humanos, hablando a todo volumen entre si, creando un ruido embotado a su alrededor, Faris se dirigió hacia una escaleras que se alejaban de la multitud, intentando salir de esa nube de ruido que les seguía por el pasillo, Vistyn no tubo jamás muy claro porque pero siguió sin dudarlo a Faris, aunque realmente aquello le alejaba de la salida donde había quedado con Lee, pero no pudo evitarlo,  le siguió, ambos bajaban juntos  y en silencio.
De pronto  Faris se giro para poder hablar con Visytn que le seguía detrás, obligando que Vistyn parar en seco en las escaleras sorprendida por el fugaz acto de su compañero, Faris la miro, como podía absorberle tanto alguien, como podía estar tan cerca de ella, jamás se había sentido así, y solo temía perderla, o perder la oportunidad de estar con ella, sabia que era precipitado que no se conocían pero quería estar con ella para el resto de sus días, para siempre pensó para si.
Vistyn seguía mirando sus labios, como unos labios podían resultarle tan carnosos, inclusos los de Vincent jamás le habían parecido tan atractivos, Se miraron en silencio, y sin darse cuenta sus manos se juntaron,  Vistyn no entendía porque sentía esa atracción, la mano libre de Faris lentamente se acerco a la dulce cara de la muchacha, logrando tocar su piel tostada suave y fina, solo tocarla le pareció casi algo espiritual, jamás había estado tan cerca de nadie, Vistyn sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, ¿qué estaba sucediendo? Porque no le decía que ella estaba con alguien, porque?...
Vistyn había pasado toda la vida tras de su hermano, luchando por un amor  prohibido, Vincent siempre le había negado los besos, pero ella era lo que deseaba, y fue insistente, hasta que Vincent se rindió a sus encantos, aunque estar con Vincent le hacia sufrir, ya que acostumbraba a desaparecer de vez en cuando, no era nunca demasiado cariñoso, aunque acostumbraba a hablar con un tono algo despectivo y algunas veces era  bastante promiscuo, ella lo deseaba, o eso creía.
 ¿Quizás no era así?
Se había estado engañando a si misma, y no era su hermano su único amor?
Porque él no la hacía sentir como aquel desconocido… Con él sentía solo dependencia, pero con este muchacho sentía muchísimo mas que eso, notaba como le temblaban las piernas, y noto esas manos en su cara tanto que pudo recordar la sensación durante días.
Vistyn le miro a los ojos, Faris tenía rasgos verdaderamente distintos y a la vez era realmente muy bello, su enorme nariz aguileña, con esos ojos marrones con esa mirada profunda, su cabello castaño despeinado, y sus más de dos metros de altura, le daban un aire muy especial.
 Vincent en cambio era algo flacucho, delgado y canijo, muchas veces Vistyn se sentía gigante a su lado, en cambio con Faris la hacía sentir chiquitina y dulce.
Faris se agacho un poco para lograr mirarla mejor, Vityn abrió su boca, intentando decir algo, dejando mostrar sus dientecitos blancos y no demasiado rectos, Faris se sonrojo.
-Besa…me- Dijo Vistyn tirando de él hacia si, y cerrando los ojos, estaba deseándolo, no podía esperar más, tan  solo deseaba recibir un beso suyo y marcharse, no era nada, solo deseo, se darían un besito y así podría seguir con Vincnet.- solo un beso…
Faris la miro sorprendido, y aun algo tembloroso beso a la dulce Vistyn, su sueño se había hecho realidad tenia en brazos a la pequeña sirena, totalmente  entregado a ella la beso cuidadosamente, un simple beso dulce en los labios, ambos sintieron esa atracción magnética y empezaron a besarse pasionalmente, ambos recordado sus sueños, Faris empezó a notar dolor, sentía mareado y algo colapsado por los sentimientos, intento apartarse de su sirena, pero no le soltaba, ella le besaba pasionalmente entregándole su cuerpo y volcada en el beso, suspirando para coger aire, pero sin dejarle ir.
De pronto Vistyn abrió sus ojos para poder ver a su amante y  paro de besarle en seco, los ojos marrones ahora eran azules, con la pupila azul cielo, estaba totalmente atemorizada, el pelo del muchacho era totalmente blanco y algo más largo Faris logro enfocar la mirada, recuperándose de la pasión de la muchacha, la miro algo asustado y con voz temblorosa murmuro:
-tus ojos…son…rosas.
Vistyn aun asustada por el aspecto cambiante de su compañero, salió corriendo, Faris intento seguirla, pero se sentía sin energías, la pasión de aquella muchacha, le había dejado aturdido, deseo volver a verla, y temió que todo aquello solo fuera un simple sueño.

Se sentó cansado en las escaleras, intentando recuperarse, cuando logro darse cuenta, vio que ya no veía como antes, los colores habían cambiado, y veía todo con mucha mas claridad, miro por la ventana y logro ver más allá de lo que jamás sus ojos habían visto, vio su reflejo en el cristal de la ventana, y se lo quedo mirando ¿era él el que estaba reflejado?
Se dirigió hacia los lavabos, se miro en el espejo ¿esos ojos? Ese pelo? Que acababa de suceder, el aspecto que tenía era el que tenía en sus sueños, seguía siendo él pero esos ojos, ese pelo de color blanquecino…
Que iba ha hacer?
Al salir de allí compró tinte par pelo de color castaño y una gafas de sol, teñirse el pelo era sencillo pero como iba explicar lo de sus ojos. No lograba entender que les había sucedido.
Ese día no fue al conservatorio, estuvo solo en casa intentando lograr entender como las mujeres lograban teñirse solas tan a menudo con lo complicado que podía llegar a resultar cubrir toda la cabellera, estuvo varias horas hasta lograr que su cabello blanquinoso se tornara castaño, también tiño sus anchas cejas, ya que estas también habían cogido aquel color blanquinosos,  y se sentó en el sofá preocupado y a la vez entusiasmado, no era capaz de entender nada, tenía miedo y  a la vez muchas esperanzas.
Abrió su cuaderno de dibujo y empezó a dibujar el momento del beso.

Durante todo el recorrido de coche, raro en ella, Vistyn no dijo nada, Lee Ri no paraba de hablar sobre lo bien que lo había pasado en clase, y sobre la gente que había conocido, y de los cursos y las clases optativas que había elegido, Vistyn se sentía a gusto intentado evitar que le preguntaran que tal ella,
En un semáforo Lee Ri paro en seco y la miro asustada:
-Vistyn!
-que?. Dijo Vistyn dejando de mirar al suelo del coche y mirando con tristeza a su amiga.
-Nose… si es que te has puesto lentillas…o es algo de lo que debo preocuparme…
-que?- Vistyn le miro extrañada
-No tiene pupilas…y tus ojos…
Vistyn recordó la ultima frase de Faris, sus ojos los de él habían cambiado de color, incluyendo su pelo, era posible que también hubieran cambiado los suyos.
-que…?
-Son rosas- le repitio Lee ri, buscando un espegito de la guantera, y mostrándole a Vistyn para que lograra verlo.
Vistyn se quedo callada, mirándose, casi en estado de shock, la miro y le dijo:
- Tengo los pelos completamente  turquesas?
-que?
-Si tengo los pelos más azules de lo normal? Menos oscuros y más turquesas?
-¿tienes los ojos rosas y sin pupilas y me preguntas si tu pelo es aun mas raro de lo que ya es?
-Sí.
Lee Ri la miro. Realmente tenía un aspecto distinto. Brillaba, sus ojos rosas eran inquietantes y transmitían paz, y amor, y su cabello antes algo azulado era ahora totalmente turquesa.
- No se que coño has hecho…pero …realmente…sí…tu pelo es turquesa.
Vistyn se toco el pelo enfoco la vista y logro notar como todo lo que veía estaba diluido en rosas, no veía como antes, era como si su vista fuera súper centrada pero perdiera los detalles de lo que estaba demasiado lejos lejos, podía ver cosas que jamás había visto, y sentía que su empatía había aumentado excesivamente, vio como un pareja andaba por la calle y supo perfectamente porque no hablaban, sintió la tristeza de ella, y el enfado de el muchacho.
Vistyn miro a Lee Ri y le dijo algo asustada:
-Creo que debería hablar con Mama…me esta pasando algo raro.
-¿algo?  solo algo… Creo que te esta pasando algo más que algo raro.
Se marcharon a dirección al circo a sin cruzar ni un palabra mas,, Vistyn solo podía recordar el beso, y aunque sabia que Vincent le había sido infiel a menudo, se sentía mal por haber hecho aquello, deseaba llegar a casa, para poder hablar con él y darse cuenta de que aquello no había sido nada, aunque se sentía diferente, y no podía evitar sentir algo hacía aquel muchacho, necesitaba hablar con su madre de aquello, ella la comprendería, y le podría aconsejar.
La madre de Vistyn era una estudiosa de la quiromancia y las artes de la adivinación, y creía mucho en el poder de los sueños,  poder hablar con ella de Faris y sus sueños le ayudaría muchísimo.
Lee Ri estaba algo asustada, esos cambios no le acababan de gustar, veía una Vistyn distinta, y no acababa de entender que había sucedido.
Sabia que todos los habitantes del circo eran distintos, pero no estaba segura de estar preparada para aquello.
Al llegar a la  explanada donde estaban viviendo, Vistyn fue corriendo a ver a Vincent, necesitaba contarle aquello y disculparse, al entrar corriendo en la caravana rápidamente se dio cuenta de que allí no había nadie, salio corriendo desesperada buscándolo por todos los rincones del circo, su padre asomo desde el anfiteatro del circo, andaba montando unas sillas, y le grito:
- Si buscas a tu hermano se ha marchado! Una de sus escapaditas, no creo que tarde más de dos semanas en volver.
Vistyn se quedo perpleja mirando a lo lejos como su padre después de decir aquello seguía montando la carpa tan tranquilo, ¿qué iba hacer ella? Necesitaba hablar con Vincent, y él ahora no estaba, cuanto iba a tardar?
Siguió buscándolo desesperada, olvido sus ojos rosas, y su pelo totalmente turquesa, y acabo corriendo por las praderas intentado descargar todo sus miedos y ansiedades.



martes, 15 de febrero de 2011

Capitulo 3 - La primera primavera en Londres



CAPITULO 3
La primera primavera en Londres

Faris llevaba 5 años con la familia Blues, ellos siempre habían cuidado muy bien de él y de sus hermanas, aunque Faris había pasado por más de 20 casa de acogida, sentía que aquella definitivamente podía llegar a ser su familia, la familia Blues lo tenía todo, dinero, bondad y mucha comprensión, era una matrimonio mayor que jamás habían podido tener hijo, ambos habían estudiado psicología, antropología y filosofía, eran licenciados y profesores en conocidas universidades, eran estudiosos, gente simple y muy sabia, que ahora de mas mayores al tener una buena economía  habían deseado formar una familia en vano, así que ilusionados decidieron tener niños de acogida, Lina fue la primera en llegar, una niña que acogieron hacía unos 6 años, llegó siendo recién nacida, y era autista, pasado el tiempo no pudieron resistirse y terminaron adoptándola, aunque la niña siempre se mostraba ausente a veces parecía que lograba abrirse ante la buena psicología de la madre, Faris entro aportando mucha fuerza, vitalidad y algunos problemas a la familia, era un muchacho de 14 años por aquel entonces y venía de dar saltos de una familia a otra, los Blues estaban dispuestos a quedarse con él, y tras muchos esfuerzos lograron que se abriera y se quedara con ellos.
 Faris era muy creativo, rebelde y activo, solía encerrarse en si mismo, y siempre parecía tener una actitud algo testaruda, había algo en él que resultaba enigmático, no solo sus dos metros de altura le hacían destacar del resto, tenía unos rasgos muy especiales, una mirada preciosa, de ojos miel, y unos labios carnosos algo gruesos para ser de muchacho, su gran nariz aguileña seguía dándole un aspecto distinto y a la vez elegante y duro, su cabello castaño largo y crepado aun exageraba mas la sensación de ser excesivamente alto, todo aquello siempre había sido una clara desventaja para pasar desapercibido, además de el hecho que odiaba todo tipo de ligamento, obligaciones y leyes, era un alma libre y soñadora, que no podía sentirse atado a nada, los Blues habían logrado que se quedara allí por voluntad propia y que realmente se sintiera como en casa,  le habían permitido estudiar arte, música y incluso le potenciaba aquello, Faris jamás había sido tan feliz.
Hacía relativamente poco que había llegado un nuevo miembro a la familia,  Saugil, un muchacha de unos 14 o 15 años, no sabía su edad, solo recordaba su nombre, no existían papeles, era como si jamás hubiera existido antes, además la niña juraba no recordar nada, la encontraron tirada en el puerto de un pueblecito cercano, hablaba un perfecto alemán, pero parecía no entender demasiado el ingles, eso aun la aislaba más de todo, Faris sentía muy ligado a ella , aunque hacía poco que estaba en la casa ya la sentía como un hermana, incluso mucho más que la pequeña Lina.

Ese día Faris se marcho temprano, era un lunes de primavera, no tenía intención de ir a clase.
Realmente estaba siendo una primavera calurosa, llevaba una camiseta de tirantes, de un color amarillo desgastado, estaba tan vieja que empezaba a transparentarse, dejando ver la delgadez de ese larguirucho muchacho, llevaba unos pantalones piratas algo arremangados, realmente eran unos pantalones tejanos oscuros normales de Michael, el padre de la familia, pero a Faris le quedaban algo cortos, andaba orgullosos con sus enormes botas camperas anchas y negras, que  le permitirían andar bien por el terreno húmedo de esas tierras, aunque últimamente con ese calor de verano apenas había rastro de humedad, aquello le preocupaba bastante, últimamente había observado que en pocos años el clima había variado de forma catastrofista, y aquello le preocupaba.
Fue hacia la costa, el mar le encantaba, conocía una pequeña cala que parecía estar escondida para los demás seres  humanos, ya que jamás había nadie, aunque costaba llegar Faris no comprendía porque siempre estaba vacía, aunque eso la hacía aun más especial. 
Tenía que cruzarse un paso de rocas, y un pequeño acantilado, para lograr llegar a la cala, aquel rincón le parecía fascínate al joven Faris, era su pequeño lugar de poder, siempre pensaba que si algún día conocía a su verdadero amor lo llevaría aquel precioso lugar.
Una vez pasado todo ese costoso camino como si nada, se sentó en la salvaje playa, y se quedo mirando el mar, realmente estaba enamorado del mar.
Llevaba una pequeña cartera de cuero colgando del hombro, en ella llevaba un pequeño cuaderno de dibujo, su cuaderno secreto, no dejaba que nadie lo mirara, siempre lo llevaba encima y nunca lo mostraba, lo abrió al azar y busco alguna páginas en blanco, pronto empezó a dibujar, dibujaba sin miedo, impulsivamente, esbozo una hermosa chica de pelo azulado, que salía del mar, pensó que era demasiado triste estar enamorado de una imagen mental que jamás existiría, esa hada que tenía idealizada, que posiblemente solo existiera en Oníria su mundo de sueños, ojeo el cuaderno, y todo eran ilustraciones de aquella preciosa muchacha, de ojos rosados y pelo turquesa, parecía una diosa antigua, o una sirena.
El sol daba de pleno a la cala, y eso no le estaba permitiendo dibujar, cada poco sentía como estaba apunto de dar cabezadas, saco de la cartera un ipod, y se puso a  escuchar  música, dudo si ponerse a leer, pero pronto se quedo dormido pensando en todo aquello,  algo triste y vacío, sentía que jamás podría conocer aquella quimera, aquello le daba realmente muchísima pena, ya que llevaba desde pequeño soñando con ella, y cuanto mas pasaban los años más perdía la esperanza de conocerla, nunca había mostrado interés por nadie, porque inconcientemente esperaba aquella sirena.
Soñaba, soñaba y soñaba, soñó que la besaba, soñó que vivía en el mar, incluso soñó que controlaba los mares, siendo él también un tritón que podía nadar junto su sirena, nadaba por los mares a gusto, sintiéndose libre y jugando a perseguir aquella hermosa figura. Algo rompió con todo aquello, la perfecta imagen idílica de los dos enamorados marinos, se vio interrumpida por una imagen algo dolorosa, en medio del mar apareció una imagen lejana de un parvulario, lleno de niños, Faris dejo de seguir la sirena y se quedo parado observando desde el agua.
Desde la lejanía miraba atento que sucedía en aquél parvulario, entre los niños un preciosa niña de pelo verde lloraba, intentado defender un niño pálido y sin nada de pelo  en la cabeza, la niña se peleaba con todos los demás, Faris observaba aquello atónito, la imagen de su hada por esa vez parecía muy humana, de pronto el niño pálido y sin cabello al que la niña defendía empezó a pegar a la pobre e indefensa chiquilla, cada golpe que le asentaba a la niña el niño crecía, prono era un chico de 20 años asistiéndole una verdadera paliza a la pobre niña que lloraba sin parar y siendo incapaz de defenderse, Faris horrorizado y  enfurecido salio de la parte del sueño marina, y entró a ese patio de guardería, dispuesto a defender a la pobre niña, iba directo hacia el chico pálido y calvo, que ahora tenía un aspecto algo monstruosos y sádico,  Faris sin dudarlo ni un segundo le dio un puñetazo en toda la cara al muchacho, un golpe frío y seco, que le hizo salir disparado hacía él suelo, instantáneamente Faris se despertó con el pulso totalmente acelerado, y algo nervioso.
La marea estaba subiendo, y sus botas estaban ya dentro del agua, aquel sueño le había dejado muy desconcertado, una sensación molesta le recorría el cuerpo, miro hacía el agua, y pareció que la marea bajaba, ya no se mojaba los pies, al mirar hacia el sol vio que ya habían pasado varias horas, decidió volver rápido a casa, ya que solían comer bastante temprano, y no quería que se preocuparán por su retraso.
Estaba algo descolocado, ese sueño realmente le había dejado mal cuerpo y aunque nunca perdía su agilidad le apreció mucho más costoso trepar todo aquello, no se fijo hasta pasado un rato pero tenía la mano rojiza, como si realmente hubiera dado aquel puñetazo, aquello aun le dejo con peor cuerpo.
Al llegar a casa, se encontró con Michael que le saludo sonriente:
- Faris tenemos buenas noticias!
Pronto asomo la cabeza de la pequeña Lina desde la cocina, junto a ella estaba Nadia, la madre, y en el comedor estaba sentada en un viejo sofá de cuero negro Saugil intentando leer un libro sobre robótica, demasiado avanzado para que alguien de su edad lograra entender algo, a veces parecía que intentaba mantenerse al margen sobre todo que le pasaba en la familia.
Michael saco de su bolsillo una carta sin abrir, era del conservatorio de Londres.
Faris la miro, y algo asustado, dijo:
-Como sabes que son buenas noticias.
-Solo pueden se buenas. -Dijo sonriente.- la música es lo tuyo. Solo pueden ser buenas noticias.
Faris sonrió mientras abría nerviosamente la carta, rompiéndola de manera brusca y descuidada, busco ansioso una respuesta, sabia que si le cogían en el conservatorio posiblemente también le apuntarían a una buena universidad de bellas artes, y llevaba mucho tiempo esperando aquello.
 Además los Blues hacían tiempo que tenían planes de mudarse a Londres y Faris les parecía la mejor excusa.
Al ver el resultado Faris se puso a dar salto de alegría, sin demasiado cuidado dándose de vez en cuando algún cabezazo con el techo, demasiado bajo para su altura. Todos reaccionar al unisón gritando saltando y brincando, menos Saugil que los observo de lejos y solo logro sacar una leve sonrisa, se ato con una goma rosada su melena pelirroja, y  se saco sus gafas negras de pasta dejándolas sobre la mesita del comedor,  se marcho de la sala, no sabia muy bien que decir, Saugil el ingles aun le costaba muchísimo, eso aun le causaba una barrera mayor ante todos los demás, así que pasó desapercibida en ese momento caos y euforia, en el que ambos padres celebraban con alegría la victoria de su hijo, mientras Lina ausente miraba aquello perpleja, sin ninguna reacción.
A nadie le costo marcharse de aquella casa, los Blues deseaban ansiosos tener un pisito en Londres, y ambos llevaban tiempo queriendo dar clases en alguna faculta de psicología, Lina aun no llevaba suficiente en el el centro donde estudiaba, además que habían centros mejores para niños como ella en Londres,  Faris sentía que iba hacia su destino, ha formarse y a completarse, se sentía agradecido y feliz, y aunque echaría de menos la playa, siempre podría hacer alguna escapada en coche hacía algún pueblecito costero.
Llegaron a Londres nerviosos eufóricos y ilusionados y lo que encontraron era mas aun de lo que esperaban el piso era precioso, de estética moderno, pero muy amplio, luminoso y céntrico, ambos padres encontraron nuevos empleos en la ciudad como maestros, y Michael siguió escribiendo los artículos que ya escribía en escocia.









Faris estaba nervioso, leía y releía su libro de ejercicios de piano, y cada vez que repasaba todo aquello el nudo de su estomago se acentuaba más y más, Saugil se sentó junto a él, y lo observo,  noto los nervios de su hermano, y miró las manos temblorosas del muchacho, que intentaba en vano calmarlas, ella le toco la espalda con mucha suavidad, Faris aun nervioso la miro asustado, Saugil le sonrió con dulzura, ambos hermanos se quedaron mirándose, cogidos, había algo en ella que le calmaba, le miraba con dulzura, suavidad y cariño, ella era delgadita, y su mirada transmitía conocimientos y madurez, a veces la mirada de Saugil parecía de anciana,  era muy pálida, con un ligero tono amarilleado en su delicada piel y aun más flaca, a través de sus oscuras y siniestra piezas de vestir, asomaban algunos tatuajes que la muchacha se había hecho antes de vivir con ellos, pero al no poder recordar nada, nadie sabia lo que significaba, además Saugil acostumbraba a ir con maquillajes siniestros, o de fantasía, dándole un aspecto aun más llamativo, además su pelo pelirrojo rizado normalmente enmarañado en una coleta aun acentuaba más todos sus rasgos, Faris se la quedó mirando, y le dijo:
- Eres realmente muy guapa.- Saugil se concentro para intentar entender lo que este le estaba desciendo. él intento ayudarla repitiendo con un tono más alto, y mejor pronunciado- Guapa, bella. ¿hermosa? ¿me entiendes?
Faris sonrió, le dio un beso en la cabeza, y se levanto cogiendo de la mesa todos los libros que necesitaba para su primer día en clase.
- Muchas gracias por calmarme. ¿se dice danke?
Saugil se rió al escuchar a Faris intentando hablar en Alemán.
- de..nahda. Vhuelvhe  con muchos conoshimientos.
Saugil era de pocas palabras y realmente se notaba que le costaba el idioma, ese día se alegro mucho de poder calmar a su hermano.

Llego al conservatorio justo de tiempo, corría por los pasillos con prisa, sus padres ya habían movido todos los papeles para poder matricularse, ahora solo tenia que superar el primer día de clase, corría por el pasillo, ya vacío, hacía mas de diez minutos que habían empezado las clases, paso por las escaleras junto un muchacho asiático cargado con un violonchelo, estaba fumando un cigarro asomado a una ventana abierta, Faris se quedo dudando si preguntarle hacía donde tenía que ir para llegar a la clase de piano, pero en el instante de quedarse dudando mirando al muchacho este se giro de inmediato, y le dijo con un tono de prepotencia bastante irritante:
-Que coño miras girafa? Cuidado no choques con el techo.
Faris lo miro sorprendido, nunca hubiera imaginado un chino tan prepotente y mal educado. Se asomo junto a él a la ventana, saco un cigarro de liar ya preparado y lo miro sonriente.
-Creo que ya no llego a la primera clase de hoy, me das fuego chinorris?
A Rayjin le sorprendió aquella reacción tan tranquila, le recordó a Fujin, y le contesto con aun más ira.
- No tengo fuego para la gente que tiene la nariz mas grande que la palma de mi mano.- lo miro con desprecio, y murmuro- y la tuya te juro que es mas grande que eso…
Faris se mofo de aquello, con rapidez, le saco el cigarro de la boca, y se encendió el suyo con la ceniza encendida de este, Rayjin se quedo sorprendido mirando con la naturalidad que reaccionaba aquel desconocido.
Faris le devolvió el cigarro, sonriente alargo la mano, sus movimientos eran tranquilos y amistosos, Faris dijo con un tono menos duro:
- Faris Blues, soy nuevo por aquí, encantado.
Rayjin miro la mano, aun con cara de desprecio, suspiro y sonrió.
- Rayjin.- apago el cigarro, sin darle la  mano miro los libros que llevaba Faris y le dijo- Si vas a piano aun puedes llegar. Sala 3, cuarta planta.
Dicho eso, se dirigió tranquilamente hacia allí, Faris se sorprendió por la actitud del chico, y se dirigió tras él.

Pasaron un buen día de clase juntos, ambos empezaron a llevarse bastante bien, aunque su relación era algo picajosa, pasaban buenos ratos juntos y se ayudaban mucho en las clases, aunque solo coincidían en piano se veían siempre por los pasillos o por la cafetería.
Faris ayudo mucho a Rayjin, pues con él practicaba su inglés, cada día más correcto.
Faris deseaba empezar el curso siguiente en bellas artes, ya se había matriculado en una de las mejores facultades de Londres, y se paso el verano esperando el primer día de clase, durante aquel verano no vio a Rayjin ningún día, fue un verano lento y solitario, excesivamente calido para aquella zona, Faris tubo tiempo de pensar y de estar junto a Saugil, pero desde que había conocido a Rayjin, sentía su ausencia a menudo, realmente Rayjin lograba que se sintiera bien con todo.


 *dedicado a Silvia ;P